miércoles, 17 de febrero de 2010

Rebeliones Indígenas Catari se rebeló hace 229 años


Sin que se haya conocido antes de su existencia, Julián Apaza, autonombrado virrey Tupac Katari, emergerá en el escenario de Charcas aymara para lanzar su grito de rebelión que pondría en vilo a la ciudad de La Paz.
Los primeros pasos de Tupac Catari se inician en febrero de 1781, en la región de Sicasica, provincia intermedia entre Oruro y La Paz”, asienta María Eugenia del Valle de Siles, la fallecida historiadora que más ampliamente documentó las rebeliones indígenas, en particular la del entonces territorio de Charcas. Su libro Historia de la rebelión de Tupac Catari, publicado en 1990 como resultado de 20 años de trabajo, fue revelador pues, antes de esta obra, los sucesos del siglo XVIII apenas aparecían mencionados, y, si así pasaba, era más con tintes literarios que rigurosamente históricos.
Movilizaciones indígenas hubo varias desde el momento mismo de la conquista. Como afirma Del Valle de Siles, “los levantamientos indígenas de 1780 y 81 en Perú (Tupac Amaru II) y Alto Perú (Tupac Katari) no fueron los primeros ni los únicos. Desde 1572, año en que se produjo la sublevación de Tupac Amaru I, violentamente sofocada por el Virrey Toledo, se inició en aquellos lugares del Imperio Español un largo proceso de movimientos indigenales. Tan sólo en el siglo XVIII y, antes de que se produjesen los de José Gabriel Condorcanqui o Tupac Amaru II, hubo en estos territorios casi una decena de ellos.

Sin embargo, “a ningún historiador actual le cabe duda de que (los sucesos) de 1780 y 81 constituyen un proceso diferente a las demás rebeliones. Las anteriores constituyeron, por lo general, movimientos breves muy localizados y obedecieron ordinariamente a motivos concretos de protesta ante alzas de contribuciones, abusos de corregidores en los repartos, malquerencias o descontento frente al proceder de determinados funcionarios o instituciones”. Pero, “no implicaron planes políticas independentistas y fracasaron siempre porque frente a ellos existía un Estado vigoroso que reaccionaba enérgicamente”.

En cambio, el de Amaru y Katari —que tienen una conexión, si bien no una articulación que haga pensar en objetivos y estrategias comunes— tienen características especiales; “a los elementos anteriores se suman ahora la extensión y amplitud, la intensidad, la duración, el arraigo y la aparición de grandes caudillos”.

Además, “se ve desaparecer la antigua docilidad, paciencia y sumisión de los nativos, para ser reemplazada por una áspera violencia, crueldad y enardecimiento”. Si antes “los indígenas habían manifestado una verdadera incapacidad para mantener y asegurar sus derechos, ahora, en cambio, reaccionaban con actos de violencia sanguinaria, saqueos, y, sobre todo, con un odio implacable”.

Según Del Valle de Siles, “lo más seguro es que los primeros pasos del caudillo aymara se iniciaron en febrero de 1781 en la región de Pacajes, Yungas, Sicasica, corregimientos vecinos al de La Paz. En pocos días fue levantando con gran violencia las ciudades y pequeños pueblos vecinos de Ayoayo, Calamarca, Luribay, Araca, Yaco, Caracato, Sapaaqui, Laja y Viacha”. La acción continuará hasta que, el 14 de marzo de 1781, la ciudad de La Paz es cercada. “En todo este periodo, el caudillo atacó y dirigió personalmente su actuación; sin embargo, es tan oscuro su origen y tan misteriosa su aparición que los españoles creían que quien maniobraba era el propio Tupac Amaru”.

Sebastián de Segurola, militar y gobernador de La Paz, le menciona por primera vez el 25 de febrero. “Puede comprenderse que ya se había enterado de que un nuevo caudillo era el que estaba actuando con virulencia en Sicasica y Pacajes, porque decide enviar una expedición punitiva a Viacha el día 5 de marzo”.

El oidor Francisco Tadeo Diez de Medina —que será quien dicte cruel sentencia de muerte contra Katari— se ocupa por primera vez del líder el 3 de marzo, cuando se refiere a una carta que el cura de Viacha interceptó a un indio y que estaba dirigida al común de aquel lugar “por el nuevo rebelde suscitado en el pueblo de Ayoayo, provincia de Sicasica y que se firma Tupac Catari, titulándose virrey”.

Producido el cerco de La Paz, a mediados de marzo, éste se irá endureciendo y sembrando el terror entre los 11.000 habitantes. Los primeros meses de los siete que durará dicho cerco, Katari desplegará su mayor vigor, pues “tiene junto a sí a dos mujeres excepcionales, a Bartolina Sisa, su esposa, y a Gregoria Apaza, su hermana”.

La primera es, sin embargo, traicionada y entregada a Segurola, el mes de julio. Y, si en junio los defensores de la ciudad creyeron haber roto el cerco, deberán sufrir el segundo y más intenso entre el 5 de agosto y el 17 de octubre. Este último día, las fuerzas de auxilio llegadas de Montevideo vencieron a los sitiadores. La suerte de Katari estaba echada; no viviría sino hasta noviembre.
Con datos de Historia de la rebelión de Tupac Katari. María Eugenia del Valle de Siles

No hay comentarios:

Publicar un comentario