sábado, 30 de enero de 2010

reorganización social atraves del terror


Entrevista con Daniel Feierstein, director del Centro de Estudios sobre Genocidio de UNTREF e Investigador del CONICET, en Argentina, sobre el terrorismo de Estado en la Argentina 1976-83 y otros crímenes masivos.
Usted habla del “genocidio como práctica social” para describir asesinatos en masa en el siglo XX. ¿Por qué “social”?

D. Feierstein: El objetivo es sacar el análisis de la adjudicación de la explicación a personalidades individuales y observar las características que vuelven al proceso viable. Si bien las responsabilidades deben tratarse a modo individual, el modo de comprensión del proceso se enriquece notablemente cuando se observan las características de los procesos de aniquilamiento masivo de poblaciones en tanto “tecnologías de poder”, entendiendo que las muertes suelen no ser el objetivo final, sino un medio para, a través del terror, producir modificaciones en el conjunto social.

Su principal tema de investigación hasta ahora ha sido un análisis comparativo entre el genocidio nazi en Europa 1933-46 y el terrorismo de Estado en la Argentina 1976-83. ¿Qué similitudes y qué diferencias ha constatado usted entre uno y otro?

La similitud fundamental –que constituye el eje de mi trabajo– se basa precisamente en la utilización del aniquilamiento y el terror como modo de reorganización social, lo cual fue el eje de la experiencia alemana entre 1933 y 1938 y que adquirió escala continental a partir del inicio de la guerra, en tanto fue una constante de la experiencia argentina, que también –vía la Doctrina de Seguridad Nacional– buscó una proyección continental. Otros puntos de similitud refieren a los modos de utilización del terror en los campos de concentración, el papel de las diversas responsabilidades y complicidades y la dificultad para su gestión durante el posgenocidio. Las diferencias fundamentales radican en la magnitud y escala de ambos fenómenos (casi incomparables en dicho plano), en el papel fundamental del racismo en la experiencia alemana (sobre todo a partir de 1938), el cual estuvo prácticamente ausente en el caso argentino, y en la existencia de una gestión industrial de la muerte colectiva (los campos de exterminio), que resulta uno de los elementos singulares del nazismo.

Usted dice que un proceso genocida continúa hasta el “exterminio simbólico en la mente de los sobrevivientes”. ¿Qué significa y qué consecuencias tiene?

Cuando hablo de “sobrevivientes” no me refiero sólo ni fundamentalmente a quien atravesó la experiencia en los campos de concentración, sino al conjunto de una sociedad que sufre el terror genocida. Plantear que el genocidio continúa en el plano de lo simbólico es tratar de comprender cómo las relaciones sociales negadas materialmente por el aniquilamiento son realizadas simbólicamente en la imposibilidad de recomponer esa identidad siquiera en los procesos de representación. La construcción de la “inocencia abstracta” de las víctimas funciona impidiendo recomponer el sentido de las prácticas que desarrollaban, las que en gran medida explican (nunca justifican ni legitiman, pero sí pueden explicar) los motivos esgrimidos para su aniquilamiento. Sin embargo, cuando los discursos hegemónicos sólo capturan la “inocencia” producen una segunda desaparición de las víctimas negándoles su identidad, ya que ahora no sólo no existen materialmente, sino que dejan de existir también en la memoria. La insistencia en figuras como Ana Frank o los chicos de la “noche de los lápices” (se conoce como la noche de los lápices al secuestro el 16 de septiembre de 1976 y días posteriores en la ciudad de La Plata de diez estudiantes de secundaria, en su mayoría menores de edad, luego declarados en su mayor parte “desaparecidos”, n. de la R.), funcionan de ese modo, impiden comprender la riqueza y complejidad de las víctimas de los procesos genocidas, y que dichas víctimas (en términos generales) fueron aniquiladas por lo que hacían, por las características peculiares de sus identidades y no por un capricho irracional de un dictador.

Para usted, el objetivo superior de quienes cometen genocidio es transformar las relaciones sociales en una sociedad. ¿Quién se planteó ese objetivo en la Argentina y qué nuevo tipo de relación social quería establecer?

El objetivo era deseado por distintos sectores de la sociedad, en especial aquellos que se sintieron amenazados por las conquistas económicas, sociales y políticas que se habían logrado durante el gobierno peronista. Lo que se pretendía –y en gran medida se logró– era quebrar la identidad de los sectores trabajadores y su alianza con los sectores medios para facilitar la transformación económica del Estado. Para ello, se requería doblegarlos y disciplinarlos a través del terror y, a su vez, utilizar el escepticismo resultante como aliciente del individualismo y el egoísmo, tendencias hegemónicas que explican en gran parte el aval a las modificaciones socioeconómicas implementadas en el posgenocidio, en especial en la década de los años 90.

¿Cómo son procesados en la sociedad argentina los temas de la memoria, la responsabilidad y la identidad en relación con el terrorismo de Estado? ¿Quién se siente responsable?


El procesamiento ha recorrido momentos muy diversos. El gran logro –pero a la vez el gran desafío– es que la centralidad de la responsabilidad en el actor militar fortaleció la democracia y deslegitimó cualquier nueva incursión militar en la política pero, a la vez, permitió exculpar a numerosos sectores sociales –políticos, empresarios, médicos, psicólogos, sacerdotes– que fueron figuras fundamentales en la posibilidad de implementación del terror, participando desde su gestión, su justificación, legitimación o complicidad. Es uno de los grandes desafíos de la sociedad y la democracia argentinas poder quebrar la cosificación militar de las responsabilidades e iniciar una apertura hacia otros modos de comprensión de las diversas responsabilidades, de orden criminal, político y moral.

¿Se constatan diferencias con respecto al procesamiento del pasado entre los argentinos que se exiliaron durante la dictadura y aquellos que permanecieron en el país?


No existen grandes diferencias en los modos de percepción de los hechos, aunque a los exiliados históricamente les resultó difícil comprender y aceptar el sufrimiento de aquellos que no pudieron o no quisieron salir del país. El exilio interno –dentro del país o incluso dentro de uno mismo– ha sido un sufrimiento que casi no fue analizado en la Argentina y que requiere mucho mayor trabajo para poder observar y elaborar sus consecuencias. La clarificación de las diversas responsabilidades –en especial las no criminales– podría constituir una de las modalidades para gestionar ciertos modos de reparación, excluyendo de la estructura estatal a quienes colaboraron en modos diversos intelectualmente con la dictadura y permitiendo que quienes fueron expulsados o simplemente decidieron abandonar esos espacios –desde un juzgado hasta una cátedra– tengan la oportunidad de ser reparados y reconocidos por su integridad moral, que muchas veces tuvo costos en su desarrollo económico y profesional, costos que siguen persistiendo en el presente.

¿Qué papel pueden desempeñar los nuevos medios de comunicación digitales en la propagación de la información sobre genocidios y su contención?


Un papel central. Si algo se ha conseguido en la esfera internacional es que la publicidad transnacional de aniquilamientos masivos de población y los llamados al boicot de dichos regímenes sí pueden funcionar como disuasorios de la continuidad de la matanza. El problema es que determinados hechos –aquellos en los que grandes grupos de poder se encuentran interesados, como puede ser el caso de las matanzas en Darfur, Sudán– logran rápidamente una difusión mediática internacional en tanto que otros casos menos interesantes –como Sri Lanka– no logran la misma difusión. La inmensa capacidad de difusión de los medios electrónicos y su llegada a todo el planeta pueden permitir democratizar esta información y hacerla circular buscando construir redes de solidaridad que busquen contener o detener las matanzas. El caso de Sri Lanka lo ilustra con claridad: ausente de los grandes medios gráficos masivos, su presencia y su denuncia sólo pudo subsistir en estos meses gracias a los medios electrónicos, por los cuales circuló muchísima información que ha vuelto necesaria y hasta viable la intervención de organismos humanitarios y el involucramiento de diversos Estados. Por otro lado, los medios de comunicación tienen un rol fundamental en la construcción de las representaciones acerca de los hechos genocidas: qué historias se cuentan sobre los hechos, cómo se caracteriza a víctimas y victimarios, cómo se piensa el futuro, son cuestiones que debieran ser fundamentales para todo periodista.

Asistencia a Haití: Para entender el verdadero interes de las potencias q dicen querer ayudar


Tropas norteamericanas lograron en 1994 que una junta militar dejara el poder en Haití. Soldados brasileños en el marco de las tropas de Naciones Unidas están presentes en la isla con el objetivo de aportar a su estabilidad desde el 2004. Francia ha prestado solícita y pronta ayuda material y dice querer condonar la deuda externa al golpeado país. Y es que por pequeña que sea esta pequeña isla caribeña, Haití ha sido objeto y escenario de intereses económicos y políticos internacionales.

Francia, ¿deuda de o con su ex colonia?

Hace 200 años Haití estaba considerada la colonia más rica de Francia: era en ese entonces el mayor exportador mundial de azúcar de caña. Los ingresos de sus negocios, empero, no se quedaban ahí, sino que iban a parar a París. La fuerza laboral provenía de esclavos africanos; unos 800.000 en total trabajaron en las plantaciones de azúcar y café bajo miserables condiciones. Muchos morían pronto y para que el contingente de mano de obra se mantuviese estable, Francia tenía que importar más de 50.000 esclavos por año. La Revolución francesa cambió la situación. El mensaje de “Libertad, Igualdad y Fraternidad” llegó a la isla y los levantamientos se sucedieron uno tras otro. Haití proclamó en 1804 su independencia. Y París le impuso un embargo económico.

En 1825, el Gobierno francés exigió de Puerto Príncipe 150 millones de francos como indemnización por no poder explotar más las riquezas naturales del país. Aunque la suma fue posteriormente reducida a 90 millones, Haití necesitó 122 años para pagarla, entregando así dinero, opinan expertos, que hubiese sido necesario para construir un aparato estatal que funcionase o para promover su economía. En 2004 Haití solicitó a Francia la devolución de 16 mil millones de euros; el Gobierno francés tildó de inapropiado el pedido.

Apenas después del terremoto ha comenzado a cambiar algo en la postura de Francia hacia su ex colonia. La ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde, ha solicitado la condonación de la deuda haitiana, el gobierno francés ha anunciado la condonación de apenas 4 de los 54 millones de euros de la deuda haitiana.
Brasil, en busca de reconocimiento internacional

Desde 2004, 1300 soldados brasileños engrosan las fuerzas de Naciones Unidas emplazadas en Haití. “Por ello nos hemos visto envueltos directamente en esta terrible catástrofe”, declara el ministro brasileño de Exteriores, Celso Amorim. Como reacción a la tragedia, Brasil ha puesto a disposición un contingente de ayuda sin antecedente en el país; en febrero el presidente Luiz Inácio Lula da Silva viajará a la isla.

“Brasil se ha mostrado solidario con Haití ya desde antes de la catástrofe”, explica Amorim.

Pero, ¿qué hay detrás de la solidaridad? Aunque Haití no tiene mucho que ofrecer como país, intereses políticos podrían ser el móvil de esta solidaridad, analiza Rafael Duarte Villa, coordinador del Centro para Relaciones Internacionales de la Universidad de Sao Paulo. “Brasil aspira a un lugar permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y su trabajo por Haití podría procurárselo”, opina Duarte Villa.

Estados Unidos

La inmediata intervencion de Estados Unidos después de la catástrofe haitiana se debe a una compleja combinación de motivos humanitarios e intereses propios. Estados Unidos considera a este país, crónicamente aquejado por las crisis, parte integral de su esfera de acción. Así, la presencia de Estados Unidos en Haití es una constante, desde que este país –siguiendo el ejemplo del gigante del norte- declarara su independencia en 1804. Aunque Estados Unidos tardó 58 años en reconocerla.

Los más de 10.000 soldados estadounidenses que invadieron la isla no representan una presencia desconocida. En 2004 habían llegado los últimos marines, cuando Jean-Bertrand Aristide fue obligado a abandonar el poder después de una violenta ola de disturbios originados en la corrupción y los malos manejos del poder en Puerto Príncipe. Una década antes, fuerzas estadounidenses habían desembarcado en Haití y habían alejado del poder a una junta militar y colocado en su lugar a Aristide.
Ayuda humanitaria e intereses

Entre el país más rico y el más pobre de la región existe una especie de amor-odio. Según Oliver Gliech, experto del Instituto para Latinoamérica de la Universidad Libre de Berlín, la decisión del presidente Obama de apoyar a Haití en este desastre tiene fundados motivos “está orientada a su propio electorado. No hay que olvidar que su antecesor, George W. Bush, fracasó en la catástrofe de la inundación de Louisiana, en 2005. Muchas de las víctimas de ese entonces eran negros, justo el electorado del actual presidente de Estados Unidos”.

A lo anterior se suma el temor de que un Haití abandonado a su suerte podría convertirse, al lado de México, en una plaza para el narcotráfico. No hay que olvidar en el análisis los conocidos móviles neocolonialistas de Estados Unidos en una Latinoamérica tan plagada por golpes de Estado e invasiones. No obstante, en Haití no existen materias primas de especial valor ni tampoco –una vez terminada la guerra fría- es de un singular interés estratégico, salvo con los conflictos abiertos q EE.UU. tiene con Chavez y con Cuba.

Como fuere, para la población haitiana la asistencia que se le presta en este momento está muy bienvenida más aún teniendo en cuenta que el país no cuenta con un Ejército propio. “Existe sólo fuerza policial y no hay ninguna instancia que disponga de los medios para reaccionar adecuadamente a este catástrofe”, explica Gliech y añade: “Esto va desde el equipo para retirar escombros hasta el mantenimiento del orden en el país. La Policía de Haití también fue golpeada por el sismo y no está presente en las calles”.

No hay que perder tampoco que en todas las intervenciones anteriores de Estados Unidos en la vida haitiana se trató de un cambio de gobierno.

viernes, 29 de enero de 2010

Escuelas integradoras: Cuando el otro importa


Hola a todos. Les escribo porque necesito de la colaboracion de ustedes para una buena causa,.
No se si alguno sabe que hay una ley de discapacidad que necesita ser modificada. Esta modificacion de la ley obliga a las obras sociales y prepagas que cubran y contemplen, en su totalidad, los costos de los tratamientos para chicos con TGD (trastorno generalizado del desarrollo) entre ellos el autismo.
Resulta que esta ley iba ser tratada en el Congreso, y se freno.
Se necesitan 1.000.000 de firmas para que la ley salga, y esta es la razon por la que les escribo.Beto Martinez http://www.tgd-padres.com.ar/firmasporlaley.htm


“El jardín en donde Franco hizo sala de 3 no quería aceptar la integración. Nos pedían una maestra integradora derivada de una escuela especial que podía ir sólo una vez por semana. Pero Franco la precisaba todos los días. Perdimos todo el año. Ninguna escuela de Provincia lo quería tomar. Nadie sabía de lo que estábamos hablando. Fue un recorrido larguísimo, ya ni me acuerdo a los colegios que fui”. El relato de Marcela, mamá de Franco de 8 años diagnosticado con TGD, no es el único. Encontrar una escuela común que acepte un chico con NEE (Necesidades Educativas Especiales) en la Provincia de Buenos Aires no es fácil y por eso muchas familias prueban suerte en Capital Federal. Pero los resultados no son alentadores. A pesar de que por ley todas las instituciones educativas de la Ciudad deberían ser integradoras, pocas tienen el proyecto de inclusión y no alcanzan para la gran demanda.

“En Provincia de Buenos Aires es mas complicado que en Capital encontrar escuela integradora para los chicos. Por eso nosotros recibimos gran cantidad de familias que vienen hasta acá para buscar una vacante. En la zona oeste de Capital hay tres. Nos traba el hecho de no poder recibir más que dos chicos por aula. Esta imposición hace que no podamos recibir a todos los chicos que vienen a anotarse”, cuenta Roxana Fiasqui, directora del Instituto Megly del barrio de Mataderos, que desde el 2002 comenzó un proyecto de escuela inclusiva y hoy cuenta con 6 chicos integrados en jardín y primaria.

“La Ley Nacional de Educación dice que los niños tienen derecho a educarse en la escuela común donde viven salvo que alguna discapacidad grave se lo impida. Hoy en día los equipos terapéuticos recomiendan mucho la integración y algunas escuelas sólo inscriben un chico por grado y otras un chico por ciclo. Hay muchos menos lugares que chicos para integrar”, analiza Graciela Ricci, presidenta de ADEEI (Asociación para el Desarrollo de la Educación Especial y la Integración), una ONG que desde 1998 se dedica a la integración en todos los niveles del Sistema Educativo. La organización tiene 250 chicos en distintas escuelas de Capital y Provincia de Buenos Aires. “Hay algunas que tienen 25 o 30 alumnos en integración, pero son las menos. La mayoría de las escuelas ofrece sólo un espacio físico, no se compromete con la integración”, agrega Ricci.

El segundo problema que enfrenta la familia una vez que logra conseguir una vacante, es sortear los miedos y la falta de voluntad de algunos maestros y directivos de las escuelas. “El miedo de las docentes es porque piensan que puede pasar algo con los chicos integrados. Pero la docencia se basa en desprenderse de ese miedo y obtener algo positivo. El logro que vemos año a año es el beneficio que hay que tener en cuenta”, reflexiona la directora Fiasqui. La licenciada Ricci sostiene que los docentes no pueden negarse a tener una integradora en el aula ni a aceptar un chico con NEE. Y asegura que no hay excusas: “Se han dado muchos cursos. Y no desde ahora, sino desde hace 10 años. El maestro se olvida que es un profesional que tiene que actualizarse. Y hay lugares gratuitos donde lo único que tienen que hacer es anotarse”.

Tanto Ricci como Fiasqui reconocen que algunos docentes no simpatizan con la idea de tener trabajo extra o la observación de cerca de un profesional dentro del aula. Algunas temen que le quite autoridad. O creen que la tarea adicional de adelantar los programas y las pruebas a la integradora para que las adapte o participar de reuniones con los equipos terapéuticos por lo menos al comienzo y al final de cada ciclo electivo, va a ser una exigencia extra para la que no están dispuestas. Lo cierto es que en muchas ocasiones, la integradora se transforma en una aliada de la maestra, proveyendo material y fortaleciendo la relación del docente con el chico integrado e incluso colaborando con algún otro alumno que precise ayuda dentro del aula.

Para los padres del grupo también es una incógnita saber exactamente que hace ese adulto, que no pertenece a la institución, dentro del aula. La directora del Instituto Megly cuenta una anécdota: “Nosotros con el nene mas chiquito que se integró, que a su vez fue uno de los primeros, hicimos una reunión antes de comenzar las clases con el equipo terapéutico del alumno, su familia y los otros padres del grado. Mediante un juego demostramos las necesidades particulares de cada uno, presentamos a la sicóloga del equipo y a la maestra integradora. Dio un resultado increíble. Hoy, no solo tiene a su integradora, sino que tiene auxiliares todo el tiempo que son sus compañeros que lo cuidan y lo guían”. Romper el miedo a lo desconocido e informar parece ser la solución para que los padres no se generen fantasmas entorno a la figura del adulto acompañante.

A pesar de que la situación actual está mucho mejor que hace 20 años atrás, y tanto los docentes como directivos están más abiertos y dispuestos, la situación se complica cuando no está la figura del acompañante presente en el aula. “Santiago pasó por 6 escuelas desde que empezó jardín hasta 4to grado. A pesar de que aprendió a leer a los 3 años, una de sus maestras, por ejemplo, no podía evaluarlo en el año porque sus cuadernos estaban incompletos y no prestaba atención. En diciembre, cuando lo tenía solo para ella, aprobaba todos los objetivos del año en un solo día”, relata Alicia, mamá de Santiago de 13 años diagnosticado con Síndrome de Asperger. Para algunos diagnósticos, la necesidad de un acompañante terapéutico va más allá de la capacidad intelectual del alumno. Por ejemplo, para los chicos con ADD (siglas en inglés para Trastorno por Déficit de Atención) tener un acompañante en clase que los ayude a comprender los contenidos y los organice es indispensable según explica Ricci: “Un ADD puede tener hiperactividad o no, pero el problema de atención es muy serio. No le permite aprender nada. Ahí el chico precisa un maestro integrador”.

En muchos casos, el objetivo de la integración es generar el vinculo social del niño: “Aprender habilidades sociales en casos de chicos que carecen de ellas como los diagnosticados con TGD o Autismo, en la escuela con sus pares es mucho más rico que en un consultorio. Pero si no está la integradora para que transmita lo que se trata en terapia es casi imposible”, subraya la licenciada Maria Zysman, una de las fundadoras del Grupo Bullying Cero y actualmente miembro de Libres de Bullying. Para Zysman, mientras más se conoce al otro más fácil es que no se lo lastime: “Si se saben que cosas les cuestan, que cosas los ponen nerviosos, son los propios compañeros los que los protegen. Ellos mismos dicen: “no, no le hagas esto porque no le gusta”. Pero ahí tiene que estar el adulto para guiar. Se trabaja la aceptación de la diferencia en la integración”. También argumenta que mientras más temprana sea la integración, mejores son los resultados. “Hay muchos que lo logran porque trabajan desde la mirada integradora del adulto. La integración pasa por la cabeza de la gente y eso es lo que hay cambiar. Hay mas colegios que integran que gente que acepto la diferencia en su vida”, observa Zysman.

En este mismo sentido, Graciela Ricci considera que la integración forma la mirada solidaria que los chicos de hoy tendrán en el futuro, porque viven las necesidades del amigo discapacitado y lo comprenden. Se transformarán en personas con más capacidad de entendimiento. A pesar de no ser la ideal, la sociedad ha cambiado en los últimos años. La información y la difusión han sido ejes fundamentales para la aceptación. El discapacitado está buscando su espacio en la comunidad y ser reconocido. Esto se debe a una nueva valoración desde lo social.

Para Ricci, la clave está en trabajar los valores morales y éticos como la solidaridad, el respeto, la igualdad, la alegría, el coraje, la honorabilidad, el concepto de alteridad. En su análisis, idea una sociedad mucho más justa en el momento en que se pueda considerar la existencia del “otro” y que ese “otro” también concierne desde lo humano a cada integrante de la comunidad.

Lorena Morena
Para Alternativa Solidaria

Agua para Bolivia: las multinacionales y el derecho al agua (leerlo es necesario)


El acceso al agua es un derecho humano. Parece simple, pero el manejo sustentable del agua en tiempos de la globalización y del cambio climático es en América Latina una materia pendiente que exige medidas concretas.
Debido a la explotación indiscriminada de recursos naturales y al cambio climático, alrededor de un millón y medio de personas en el mundo carecen de agua. Según la ONU, en 2025 la demanda de agua potable será en un 56% mayor que el suministro disponible. Como comparación, un habitante del hemisferio sur consume un promedio de 20 litros de agua por día, mientras un estadounidense supera los 600 litros diarios.

En América Latina, dos problemas amenazan principalmente el derecho al agua. En primer lugar, la actividad de empresas transnacionales proveedoras de agua y la infraestructura sanitaria. Hay un gran desequilibrio entre las altas tarifas al usuario, las ganancias millonarias de las empresas y el estado deplorable del sistema sanitario de la población.

En segundo lugar, la actividad minera indiscriminada de transcionales que desemboca, por un lado, en la sobreexplotación de recursos subterráneos, con la consiguiente destrucción de acuíferos naturales, y también en la contaminación del agua con cianuro por el lavado de minerales como el oro. Esta carrera por el beneficio económico no sólo depreda yacimientos metalíferos, sino que también envenena el agua, el aire y el suelo, haciendo así inaccesible un elemento fundamental para la vida.
El caso Bolivia: la ley “Agua para la Vida”
En Sudamérica son pocos los países que han incluido en su legislacion el derecho al agua.
Si bien se piensa que es un derecho consagrado, esto no es así. Es por eso que países como Uruguay, Ecuador y Bolivia están trabajando para plasmar el derecho al agua en su constitución”, explica Juan Carlos Alurralde, de la Organización No Gubernamental (ONG) boliviana Agua Sustentable. Según Alurralde, Brasil, Colombia y Perú se oponen a ello porque creen que les puede ocasionar problemas con la exigibilidad que se deriva del derecho.

La ley boliviana, impulsada por el gobierno de Evo Morales, se llama “Agua para la Vida”. Su historia comienza con la llamada “Guerra del Agua”, en el año 2000, en plena época neoliberal en América Latina. En ese año, Bolivia había otorgado la concesión para el servicio de la ciudad de Cochabamba a la empresa Aguas de Tunari, subsidiaria de la multinacional estadounidense Bechtel. Con esta concesión, las tarifas para el usuario sufrieron un alza del 300 por ciento en enero de 2000, el llamado “tarifazo”. Una familia de trabajadores con un ingreso promedio, de unos 800 a 1000 pesos bolivianos por mes (unos 150 dólares), tenía que pagar entre un 40 y un 70 por ciento de su sueldo para poder utilizar agua potable.

Esto desembocó en una serie de movilizaciones populares contra la privatización en las que se produjeron enfrentamientos con la policía que tuvieron como saldo cientos de heridos y un muerto. La “Guerra del Agua” boliviana fue una prueba de lo que puede suceder en un futuro no muy lejano, y a gran escala, si no se administra el recurso vital respetando el derecho a la vida en todas sus manifestaciones.
“El gobierno de Hugo Banzer no reconoció el derecho al agua de la poblacion y expropio el líquido entregándoselo a una transnacional”, dice Oscar Campanini, de Agua Sustentable. A partir de ese momento se produce un alto en las políticas del gobierno, apoyadas por organismos internacionales como el Banco Mundial. Más tarde, se introdujeron las llamadas sociedades mixtas, o público-privadas.

“Por medio de una auditoría se descubrió que 200.000 habitantes de El Alto no contaban con servicios de agua potable, a pesar del compromiso contractual de la empresa”, cuenta Campanini. Y eso no era todo. Las inversiones no eran capitales de la empresa, sino de organismos internacionales que facilitaban préstamos que la misma población terminó pagando. La empresa Bechtel inició juicio al Estado boliviano por 25 millones de dólares por lucro cesante, lo cual movilizó a organizaciones internacionales, como la Red Vida (Vigilancia Interamericana para la Defensa y Derecho al Agua), y se logró así que Bechtel se fuera de Bolivia.

“Por eso es tan importante inscribir una ley general de aguas que especifique que las empresas deben adecuarse a lo que dicta la constitución del país”, señala Juan Carlos Alurralde. La ley “Agua para la vida” indica que, en el marco de las empresas mixtas, el estado debe poseer un 51 por ciento o más de las acciones, y la empresa privada un máximo de un 49 por ciento. Esto significa que la empresa será siempre pública. “Bechtel, también presente en Perú, ya anunció juicios al Gobierno de Rafael Correa”, afirma el activista.

“Todo depende de la sociedad civil de los diferentes países”, subraya Alurralde. “El avance de una legislación que proteja y garantice el acceso al agua potable no se podrá frenar”, dice Alurralde. En Colombia, por ejemplo, se están reuniendo firmas para un referendo que permita modificar la constitución e implementar una ley de aguas.

Minería: contaminación de suelos, aire y agua

La minería boliviana tiene, según Oscar Campanini, de la ONG agua sustentable, un fuerte elemento corporativista. Pero también hay algunas empresas transnacionales que operan en el país, como es el caso de los yacimientos de plata de San Cristóbal, en el departamento de Potosí, transferida recientemente al consorcio japonés Sumimoto, y el proyecto minero del cerro El Mutún, en el departamento de Santa Cruz, uno de los yacimientos de hierro más grandes del mundo, con recursos que superan las 40 mil millones de toneladas.

El principal problema provocado por la minería no es solamente la contaminación, sino también la sobreexplotación de acuíferos. En muchos casos, estas fuentes de agua son depósitos fósiles subterráneos que no se renuevan. Eso hace que la población y los animales no puedan seguir viviendo en la región debido a la falta de agua. “El emprendimiento de San Cristóbal tiene un fuerte impacto en el ecosistema”, dice Oscar Campanini. “Y para la explotación del cerro El Mutún se utilizará una enorme cantidad de recursos hídricos, y se producirá una gran contaminación”, prevé el activista.

“En Bolivia hay una importante experiencia en cuanto a movilización y organizacion social'
señala Campanini. En algunos casos, con las demandas de la población se generan propuestas, proyectos de políticas públicas para ser consideradas por el gobierno y para que alguna vez se las aplique. Pero en ciertos casos, como es el de la minería, las demandas no son lo suficientemente eficientes. El poder de las empresas mineras multinacionales, que mueven inmensas cantidades de dinero, aún es demasiado grande.

“No hablamos del derecho al agua, sino, en un sentido holístico, del Agua para la vida. La naturaleza no tiene voz, por eso, la implementación del derecho al agua significa no sólo el acceso a ese elemento, sino también agua para la alimentación y para el medioambiente”, explica Juan Carlos Alurralde.

jueves, 28 de enero de 2010

Poema a la Clase Media de Mario Benedetti


Clase media
medio rica
medio culta
entre lo que cree ser y lo que es
media una distancia medio grande

Desde el medio
mira medio mal
a los negritos
a los ricos
a los sabios
a los locos
a los pobres

Si escucha a un Hitler
medio le gusta
y si habla un Che
medio también

En el medio de la nada
medio duda
como todo le atrae
(a medias)
analiza hasta la mitad
todos los hechos
y (medio confundida)
sale a la calle con media cacerola
entonces medio llega a importar
a los que mandan
(medio en las sombras)
a veces, solo a veces, se dá cuenta
(medio tarde)
que la usaron de peón
en un ajedrez que no comprende
y que nunca la convierte en Reina

Así, medio rabiosa
se lamenta
(a medias)
de ser el medio del que comen otros
a quienes no alcanza
a entender
ni medio

Amnistía Internacional pide a los gobiernos no usar las armas compradas por la Ciudad de Buenos Aires.


A través de una declaración pública, el 29 de julio de 2009, la organización reiteró su "llamamiento a los gobiernos de todo el mundo para que limiten el uso de Taser y armas paralizantes parecidas”. Las conclusiones de la investigación.
“Amnistía Internacional ha reiterado su llamamiento a los gobiernos de todo el mundo para que limiten el uso de Taser y armas paralizantes parecidas, tras las conclusiones de la comisión de investigación Braidwood en Canadá según las cuales tales dispositivos son potencialmente letales. Tratándose de una de las investigaciones más exhaustivas realizadas hasta la fecha, Amnistía Internacional considera que sus conclusiones deben tomarse en serio.
La investigación, dirigida por Thomas Braidwood, juez retirado y consejero de la reina, tuvo lugar en 2008 y se centró en el uso de armas Taser en la provincia de la Columbia Británica. Su informe se publicó la semana pasada.
Tras examinar las pruebas procedentes de una gran diversidad de fuentes, incluidos estudios de investigación y opiniones de expertos en cardiología y electrofisiología, el juez Braidwood concluía que las “armas de energía conducida” (CEWs) como las Taser tienen la capacidad de alterar el ritmo cardíaco con consecuencias mortales, incluso en individuos sanos, especialmente cuando los dardos de estos dispositivos se colocan en el pecho.
Concluyó que el peligro de arritmia peligrosa aumentaba en las personas que habían padecido enfermedades cardiovasculares, aquellas con el corazón ya estimulado por dolor o estrés intenso, las personas “delgadas” con “menos distancia entre la piel y el corazón”, las que llevaban marcapasos y las que eran sometidas a descargas reiteradas.
Según recomendaba el informe, el umbral para utilizar armas de energía conducida debía elevarse de la “resistencia activa” (el nivel de peligrosidad más habitual en que la policía de la Columbia Británica las estaba usando) a los casos en que la persona represente una amenaza física, y sólo cuando se hayan agotado otras medidas menos extremas o éstas hayan resultado ineficaces.
También recomendó que todos los agentes que utilicen armas Taser lleven consigo un desfibrilador (dispositivo eléctrico destinado a restablecer el ritmo cardiaco normal) y que el uso de cualquier arma de energía conducida se limite en general a una descarga de cinco segundos de duración.
Amnistía Internacional considera que las conclusiones de Braidwood son especialmente importantes dado que los posibles y teóricos riesgos para la salud descritos en el informe parecen haberse demostrado en casos reales de muerte.
Las conclusiones del informe Braidwood reflejan muchos de los motivos de preocupación expuestos por Amnistía Internacional en su estudio reciente sobre varias muertes ocurridas tras el uso de armas Taser en Estados Unidos. En un informe publicado en diciembre de 2008, Less than Lethal? The use of Stun Weapons in US Law Enforcement (AMR 51/010/2008), Amnistía Internacional examinó decenas de muertes ocurridas desde 2001 y concluyó que suscitaban graves motivos de preocupación sobre la seguridad y fiabilidad de tales armas.
Muchas de las personas que perdieron la vida habían sido sometidas a descargas reiteradas o prolongadas, y en un porcentaje significativo de los casos con víctimas mortales, la muerte se había producido por un ataque al corazón o la persona había recibido las descargas en el pecho.
La mayoría de las 334 víctimas mortales del estudio de Amnistía Internacional se encontraban en un estado alterado o bajo los efectos de drogas; sin embargo, en algunos casos la víctima no tenía drogas en su organismo ni presentaba problemas de salud pero había sufrido un colapso al poco tiempo de recibir la descarga.
Otro motivo de preocupación para la organización era que la mayoría de las personas examinadas en su estudio al parecer no representaban una amenaza grave cuando les dispararon con armas Taser; el 90 por ciento iban desarmadas.
Basándose en los peligros potenciales para la salud asociados a tales armas y su potencial para cometer abusos, Amnistía Internacional sigue pidiendo a los gobiernos y autoridades encargadas de hacer cumplir la ley que suspendan o limiten el uso de las armas Taser a situaciones en las que peligre la vida de personas.
Motivos de preocupación sobre la Taser X3.
Ante las conclusiones expuestas, Amnistía Internacional ha expresado su preocupación por la presentación de la Taser X3 esta semana, nuevo producto de Taser International. Este dispositivo permite a los agentes realizar tres disparos consecutivos sin necesidad de recargar el cartucho y, según la información publicada por la empresa, “puede incapacitar simultáneamente hasta a tres sujetos con una sola unidad X3”. La capacidad de disparo único de los modelos antiguos todavía en uso se describe en el sitio web de la empresa como “importante inconveniente”.
Amnistía Internacional considera alarmante la comercialización de una nueva arma de repetición con capacidad para efectuar varios disparos consecutivos, ya que persisten los motivos de preocupación sobre los peligros para la salud que entraña la aplicación de múltiples descargas.
Si bien los modelos actuales, como la Taser X26, permiten a los agentes aplicar repetidas descargas presionando una sola vez el gatillo una vez que los dardos de la Taser han alcanzado al sujeto, los agentes deben recargar el cartucho para disparar un segundo conjunto de dardos. Esto significa una pausa obligada entre una y otra descarga de dardos, lo que permite a los agentes detenerse para evaluar la situación, como establecen cada vez en mayor número las normas para funcionarios encargados de hacer cumplir la ley.

Información complementaria.
La investigación Braidwood se inició tras la muerte del inmigrante polaco Robert Dziekanski en el aeropuerto de Vancouver en octubre de 2007 minutos después de recibir cinco disparos de Taser efectuados por agentes de la Real Policía Montada de Canadá. Es uno de los 26 casos de muerte tras el uso de armas Taser en Canadá desde 2003. En Estados Unidos se han documentado más de 360 muertes por los mismos motivos desde 2001.
Aunque la mayoría de las muertes se han atribuido a factores como la intoxicación por drogas o el denominado estado de “delirio exacerbado”, examinadores y peritos médicos han concluido que las descargas con Taser fueron la causa o un factor contribuyente en más de 50 muertes en Estados Unidos.
La investigación Braidwood hizo 19 recomendaciones encaminadas a la restricción, vigilancia y presentación de informes sobre el uso de armas Taser en la Columbia Británica. Según informes, tales recomendaciones han sido aceptadas por el gobierno de esa provincia. El informe Braidwood instaba además a la realización de nuevos estudios sobre seguridad, incluida la revisión de toda nueva arma de energía conducida.
Entre sus conclusiones, el informe Braidwood señalaba que muchas de las personas sometidas al uso de armas Taser por la policía sufrían trastornos emocionales y citaba el testimonio “unánime” de los expertos en salud mental de que la respuesta adecuada se basaba en técnicas de desescalada e intervención en situaciones de crisis, y no en las armas de electrochoque.
El informe de la semana pasada se centraba en el uso general y la seguridad de las armas de energía conducida. Las conclusiones de la investigación Braidwood sobre el propio caso Dziekanski se publicarán más adelante.
Las armas de electrochoque con dardos como las Taser, que alteran el sistema nervioso central produciendo contracciones musculares incontrolables, reciben distintas denominaciones, como la de “dispositivos de energía conducida” (CEDs), que utiliza Amnistía Internacional en la mayoría de sus informes. El informe publicado por la organización en diciembre de 2008 sobre muertes en Estados Unidos tras el uso de armas Taser puede descargarse en: http://www.amnesty.org/en/library/info/AMR51/010/2008/en
Fuente: agencia Télam.

miércoles, 27 de enero de 2010

que es un militante (de JP FEINMANN)


Un militante es alguien que ha encontrado una verdad que los trasciende. No es una verdad velada. No es una verdad divina. No es, ni siquiera, una verdad permanente, segura, como un anclaje firme que otorga cimientos y sosiego a una vida entera.
No corren buenos tiempos para los militantes. No corren buenos tiempos para nadie. Pero el militante no utiliza la \" mala temporalidad \" para \" matar el tiempo\". No se entrega. No es heroico, pero es quizás obstinado. Es frecuente que repita lo que empeñosamente le dicen. \"Todo esto es un desastre, no tiene arreglo, marchamos hacia un nuevo fracaso, la historia nos juega en contra. \" Pero todo este tremendismo no tiene poder de apabullarlo.

Repito: no es un héroe. Simplemente quiere vivir. Simplemente no se conforma con aceptar que otros han decidido ya su vida, su futuro, sus módicas ambiciones y su muerte. Pero sabe - lúcidamente lo sabe- que si acepta lo que quieren que acepte, ni morir se necesitará. Porque ya estará muerto. Alguien dijo alguna vez: \" Vivamos de tal modo que nuestra muerte sea una injusticia. \" Una muerte - no dramaticemos por favor- es solamente un hecho más de nuestra vida, un hecho (esto sí) final, que patéticamente revela nuestros límites. Pero el militante sabe que tiene su vida. Y quizás, porque conoce los tiempos que corren, no se ha propuesto nada tan grandioso como la toma del Palacio de Invierno.

Quizás, sencillamente, no busca la inmortalidad. Ha aceptado con calma, ha atravesado su correspondiente y dolorosa crisis cuando esa verdad se le reveló (\" no sólo mueren los demás, también voy a morir yo, sobre todo yo, cosa increíble, y en ese momento, como y todos, voy a estar solo \") pero tampoco esta revelación lo ha destruido. Al hacerlo, conscientemente o no, ha tirado por la borda íntegramente a Dostoyevsky. Todo ese tremendismo eslavo le es ajeno. \"La única causa de la conciencia es la inacción.\" Si Dios no existe, todo está permitido\". Stravrroguin, Kirillov, Iván Karamazov, militaban en otra causa. Blasfemaban todo el día contra la muerte y vivieron muertos. ¿Acaso podía ocurrir de otro modo?

La militancia en la Argentina tuvo en el pasado una relación con la muerte hermanada con el existencialismo trágico, no sólo con Dostoyevsky sino especialmente con Nietzsche. Pero eso pasó y no estoy hablando de aquellos militantes, de los del ´73, tan fervientes, tan desmesurados, tan seguros de tener la historia como inclaudicable aliada. No, hablo de los de hoy. Y éstos de hoy saben que tienen que vivir. Y que aunque no vivirán una vida grandiosa (los tiempos no dan para tanto) harán lo necesario por estorbar un poco. Y si es posible - porque la política y la historia son, afortunadamente, improbables- harán también algo más.

Militancia y Producción

Uno de los lúcidos y obstinados proyectos del régimen militar-financiero en la argentina fue la aniquilación del aparato productivo. La desaparición de los centros de trabajo, de los precisos puntos nodales del circuito productivo que generaban la confluencia de la clase trabajadora, su organizatividad y su concientización, no podía ser sino fundamental para un régimen que requería desmovilización, la desconcientización y la marginación del pueblo argentino La desnacionalización de la economía, o más exactamente el reemplazo del circuito productivo por el circuito financiero, no produce sólo un resultado, digamos estructural, materialmente verificable en la organización económica de la sociedad, produce también un resultado humano. Se destruye al hombre. Se lo destruye como ser social, solidario. Se lo trasnforma en un indivualista hosco, temeroso y agresivo. Se lo transforma en un marginado. Y donde aparece el marginado muere el militante. Se ha podido verificar en ciertos actos peronistas del cercano 17 de octubre. Los obreros que concurrieron en representación de sus gremios, nucleados por la mediación del trabajo organizado, fueron pocos. Los demás van sueltos. O evidencian la pobre organizatividad del marginado: colorida, bochinchera, agresiva, pero profundamente dispersa. Dispersa en sus consignas, confusa en sus adhesiones, teñidas de un folklore sobre el que se enanca el poder languideciente pero real de cierto peronismo. Un peronismo arcaico, marginal, ligado al matonaje y no a la lucha, que es también un resultado - un exacto resultado- del poder militar-financiero. La Argentina financiera generó un argentino que es la antítesis del militante. Llenó el país de \" hombres libres \", de \" trabajadores libres \", \" individuales\". Llenó el país de \" cuentapropistas \". Era la hora del \" sálvese quien pueda \".Apareció el \" argentino taiwanés \", el \" argentino del plazo fijo \", el \"argentino de la bicicleta financiera \".

El argentino taiwanés (desdeñando a los sujetos) se sumergió en la idolatría de los objetos. Para el argentino del plazo fijo, un día no era un espacio temporal en el que podían aguardarlo mil experiencias hondamente humanas; un día se cotizaba en las pizarras financieras y valía tanto como un dólar marginal, no más, no menos. Este argentino tiene una mirada fija, casi no parpadea, no mira a sus costados, ignora sus semejantes, su horizonte es sólo una pizarra en una financiera, allí se dibuja su destino cuantificable.

Y el argentino de la bicicleta es el que pedalea solo, el que se entrega a los mil artilugios del engaño disfrazado de viveza. La destrucción del aparato productivo, además, arrojó a innumerables trabajadores a la marginación y la extrema pobreza. Y no existe ninguna dialéctica revolucionaria entre pobreza y conciencia de clase.(Atención: hablo aquí de \"pobreza\" en tanto marginación del circuito productivo). Los marginales poblaron las páginas policiales del amabilísimo periodístico. Aquí fueron confinados. Antes formaban comisiones internas, asistían a las asambleas de sus gremios, votaban sus conducciones. Ahora transitan oscuramente por los suburbios. Eran obreros, eran compañeros, hoy son seres desesperados arrojados a la delincuencia y el lumpenaje.

En la Argentina, entonces, la activación del aparato productivo no es sólo necesaria por razones económicas, sino por razones humanas y políticas. Para que la solidaridad, el compañerismo y la militancia vuelvan a surgir entre nosotros, hay que crearles un lugar. Este lugar es el trabajo.

Militancia y trascendencia.

Un militante, por el contrario, cree en la solidaridad social. No es un \"individuo\" en el pobre sentido que del individuo tiene el liberalismo burgués. Nada tiene que ver con Hobbes. Lo ha superado. Sabe que su individualidad se realiza en el grupo. Su incorporación al trabajo, a la producción, a su grupo de pertenencia, a su clase social, lo incorpora a la solidaridad, al compañerismo, a la amistad sincera. Para decirlo claro: lo humaniza. Un militante es un ser en constante proceso de humanización. Su militancia lo hará mejor padre, mejor hombre de su mujer, mejor amigo de sus amigos. Sabe que habita este mundo para luchar junto a los demás, no para usarlos. El militante respeta el trabajo. No porque sea un sometido, sino, porque sabe que en el trabajo está su poder, su organizatividad y el sentido final de su militancia: la justicia social. Y también porque sabe que por fuera del trabajo, no sólo está la miseria económica, sino la otra: la social y la humana. La que hará de él un apartado, un egoísta, un resentido y hasta un delincuente.

El militante, es necesario repetirlo, cree en una verdad que lo trasciende y da sentido a su vida. Esta verdad es su ideología, la ideología que comparte con sus compañeros y expresa su lucidez. La ideología que hace de él un sujeto y no un objeto de la historia. La ha amasado, a esta ideología, durante años, la ha padecido, la ha cuestionado, la ha asumido cotidianamente. Porque cotidianamente intentan quitársela, se la oscurecen y deforman desde las pantallas de la TV o desde las radios. Aparecen allí, frente a él, en su hogar, hombres cultivados, con buenos modales, racionales hasta el asombro y vértigo, implacables, que le dicen que no, que está equivocado, que todo está bien, o que todo está mal, pero que, en todo caso, nada está como él cree. ¿Cómo lucha contra toda esa insidiosa verborragia? Hablando con sus compañeros. Buscando la verdad donde está: en el grupo. Porque cuando los militantes son esto, militantes, y están unidos por sus intereses comunes, la verdad es una tenaz corriente eléctrica que los recorre y los une aniquilando el discurso del enemigo. Porque es cierto (según postula un diabólico axioma del pensamiento autoritario) que mil repeticiones hacen una verdad. Pero no es menos cierto que mil repeticiones pueden también aburrir, transformarse en un sonido apenas desagradable y persistente. En suma inaudible.

El militante es un hombre que tiene una razón para vivir. Y más también. Cierta vez dijo Camus\" Una razón para vivir es una razón para morir El militante, en efecto, puede llegar a morir por su causa. Pero en Argentina - hoy a esta altura de nuestra experiencia y de nuestro dolor- habrá que afirmar tenazmente que el momento más alto de realización de un militante es su vida (cualquiera de los infinitos actos en que su militancia lo ha comprometido) y no su muerte.

Los peligros de la militancia

La deshumanización acecha también al militante. Puede transformar su ideología en dogma, en obstinación y autoritarismo. Puede creerse más heroico. Puede confundir el desprecio por la vida con el coraje.
Puede enajenarse en su lucha. Puede olvidar las pequeñas cosas en nombre de los grandes ideales. Puede olvidar que los grandes ideales se persiguen y se conquistan para posibilitar las pequeñas cosas. Puede llegar a considerarse sólo el eficaz cuadro de una organización. Y hasta puede llegar al extravío de exigir también eso de los demás. Puede llegar a realizar esta frase de Brecht: "Nosotros que nos unimos para luchar por la amistad entre los hombres, no supimos ser amigos".

El viejo problema de los medios y los fines se agitan detrás de éstas ideas. Pero si la militancia ha de servir para humanizar al militante, los fines deberán estar presentes en todos los medios. Porque el militante está vivo hoy, y es hoy, en cada uno de los actos que realiza para conquistar una sociedad más justa, donde están enteramente en juego su humanización o su envilecimiento.

martes, 26 de enero de 2010

Quien da pan a perro ajeno, pierde el pan y pierde el perro" J.D.PERON en 1972 pero hoy dedicado a felipe sola y cia.


"ROMA NO PAGA TRAIDORES" era un apotegma conocido en los tiempos del imperio. Cuenta Plutarco que, en la conquista de la PERSIA, dos generales persas se presentaron a Alejandro el Grande para proponerle su ayuda en una traición contra su propio Rey, DARIO. Alejandro los escuchó y ordenó que los degollaran. Desde entonces, los traidores han sido siempre los mismos, lo que ha variado han sido sólo los hombres que los utilizan, porque a tales traidores corresponde semejantes contratantes.

En la política, que en el campo de las realidades no es sino lucha, vale decir dos voluntades contrapuestas, la traición puede ser usada sin medida, cuando las bajas pasiones y la inmoralidad han pesado más que las virtudes y el bien hacer. Pero en último análisis, tan miserable es el traidor, como el que se vale de él para traicionar. Generalmente, cuando ello sucede, es que entre "taitas" anda el juego.

La psicología de la traición tiene innumerables gradaciones y características: los hay de toda laya, desde el que se vende por dinero o por prebendas, hasta el que lleva la traición adentro y así no puede escapar a su influencia. Todos tratan de disimular su infamia escudándose en lo que suelen llamar "viveza" y "habilidad", sin percatarse que en el "pecado lleva la penitencia", porque aún gozando de beneficios inmediatos, no escapan a la sanción de su propia infamia, ya que los que proceden mal, terminan víctimas de su propio mal procedimiento.

Las guerras modernas han creado los "agentes" que no son sino una forma de la traición tecnificada, como todo lo moderno. De allí han nacido las diversas forma de la "guerra psicológica" empeñada en el reclutamiento de traidores en masa, para la "provocación", el sabotaje, el "boicot", la "intimidación", etc.. Con todo ello se han conformado "los servicios" que se ocupan del espionaje, contraespionaje y la preparación de los planes en cada una de las actividades disimuladas en el aprovechamiento de la traición, también tecnificada. Ahora parece que los métodos militares, invadiendo la política, traen a este campo sus métodos castrenses, sin meditar que no es lo mismo la guerra que la política, ni el enemigo exterior igual que el compatriota.

La permanente vigilancia de nuestro Pueblo también logra información, y ella nunca ha fallado. Ahora sabemos bien quiénes se han prestado o se prestan para tan sucio negocio y así no ha resultado difícil neutralizar a los elementos comprometidos o propensos. Ningún hombre o mujer del Movimiento Peronista, sea político o sindicalista, ignora que ningún caso, quién es quién en nuestro Movimiento. Así que la masa no puede ser engañada en caso alguno y a menudo, las autodefensas del mismo, terminan con los amagues de traición, vengan de donde vengan. Por eso nosotros no tememos a los traidores, más bien los aceptamos como generadores de anticuerpos que refuerzan nuestras defensas.

Es que en nuestro Movimiento jamás se han aceptado semejantes métodos para combatir a nuestros enemigos. Anhelamos la lucha pero en el campo de la dignidad y no de la ignominia. Tampoco tememos cuando nuestros enemigos la utilizan, porque sabemos con toda certeza que su fracaso será una carta más de triunfo para nuestra causa, desde que colaboran con nosotros para purificar nuestras formaciones mediante la eliminación de los indignos. Si echamos una mirada al pasado inmediato, quizá podremos comprobar tales afirmaciones, si analizamos el destino que los traidores han cumplido dentro de nuestro Movimiento.

"Mientras la masa peronista esté con la firmeza actual, mientras la juventud argentina mantenga su idealismo y su entusiasmo por la causa que servimos, poco podemos temer de las defecciones de algunos dirigentes que, encandilados por una riqueza momentánea, sacrifiquen lo más sagrado para un dirigente; su lealtad y su honestidad". Por eso nos reímos de los intentos de la dictadura militar por corromper y dividir nuestras fuerzas. Lo más que podrán obtener será el voto aislado de algún dirigente venal a quien no lo acompañará ni siquiera su mujer. Lo lamentable es que se utilicen los fondos del Estado para corromper y no para dignificar a los ciudadanos. Cuando ello ocurre se comete un crimen de lesa Patria.

Por lo demás, pueden seguir haciéndolo; conocemos uno a uno a sus venales servidores que, aunque tengan puesta la camiseta peronista, nosotros sabemos de la pata que cojean y no se moverán aunque lo intenten, Los tratamos como leales y les perdonamos sus desvíos disimulados con tal de que hagan lo que deben hacer: hay dos clases de lealtades: la que nace del corazón que es la que más vale y la de los que son leales cuando no les conviene ser desleales. A esos también los aprovechamos en las circunstancias en que puedan servir. Así para nuestros enemigos queda el viejo refrán: "Quien da pan a perro ajeno, pierde el pan y pierde el perro". ¡Eso es lo que está pasando!

JUAN PERON - Junio 24 de 1972
Hoy tranquilamente esta carte podria hacer referencia a Felipe Sola y otros que disfrazados de peronistas terminan apoyando a los agrogarcas y al grupo Clarin en desmedro de los intereses del pueblo.
Beto Martinez

Norberto Galasso: Cómo entender a esa rara gente de “pigmento oscuro”


El Socialismo nace en Europa como consecuencia de las protestas obreras ante la explotación capitalista desarrollada en forma implacable e intensiva desde fines del siglo XVIII. Décadas después, el progreso alcanzado por las ideas en el plano económico, filosófico e histórico permite superar la primera reacción ingenua –el socialismo utópico– y posibilita el surgimiento del socialismo científico. Así, en 1848, se lanza el Manifiesto proclamando que “el fantasma de la Revolución recorre Europa”. Sin embargo, un cuarto de siglo más tarde, el capitalismo ingresa a su etapa superior –el imperialismo– que al explotar colonias y semicolonias, modera el antagonismo de clases en los grandes países desarrollados, en donde el socialismo se vuelve entonces reformista (del rojo al rosado, de Marx a Bernstein).

Este socialismo llega al Plata con los inmigrantes. No nace aquí como consecuencia de la concentración y la revuelta proletaria local –se trata de una semicolonia agropecuaria sin industrias– sino de la difusión realizada en idiomas extranjeros, por los recién llegados que desean continuar en estas tierras la lucha que venían realizando en sus países de origen. Desde el principio, pues, ese socialismo no se encuentra con la clase obrera… porque ella no existe (existen, sí, artesanos y empleados de servicios). No extraña que su dirección política se integre con abogados y médicos y que, aunque hable en nombre de los “obreros”, estos no nutran sus filas. Con el correr de los años, su base social será gran parte de la clase media porteña fuertemente influida por el liberalismo oligárquico de la clase dominante: mitrista en historia, liberal en economía (especialmente libre importadora para consumir artículos baratos), blanca y hasta racista respecto a sus compatriotas mestizos –“oscuramente pigmentados”, según un dirigente conservador– adoradora de la civilización europea o yanqui y enemiga de la barbarie popular y la política criolla.
Su lucha se centrará en algunas reformas sociales, en el laicismo, el divorcio, el antimilitarismo abstracto y el internacionalismo… en un país dominado por el imperialismo.

Así, no distingue entre la causa radical y el régimen conservador, “falaz y descreído” según lo calificaba don Hipólito. Y así legitima el fraude concurriendo a elecciones. De sus viejas banderas sólo le quedará la influencia sobre algunos gremios no industriales: empleados de comercio (Borlenghi), empleados municipales (Pérez Leirós).

Por esta razón, cuando la crisis económica mundial en los años treinta y luego, la segunda guerra mundial impulsan la industrialización, el Partido Socialista no puede ser cauce político para los nuevos trabajadores industriales, ahora sí obreros, migrantes internos desde lo más profundo de la desocupación del interior del país.

Codovilla y el Coronel. Asimismo, la escisión que constituyó el Partido Socialista Internacional, convertida luego en Partido Comunista, también se sustenta en sectores medios porteños. Para su desgracia, asume la teoría del “socialismo en un sólo país” predicada por Stalin y se constituye en un partido amigo de la Urss cuya función no es hacer la revolución en el país sino acompañar la política exterior de la burocracia soviética. En 1942, su secretario general Victorio Codovilla sostendrá que hay que “convencer a los obreros que no se debe hacer huelga a las empresas británicas y norteamericanas en Argentina pues ingleses y yanquis son aliados de la Urss”. Sólo podría hacerse a las empresas alemanas pues tienen vínculos con el nazismo, enemigo de la Urss. Así, los nuevos obreros que se acercan al partido se ven defraudados y los camaradas gremiales pierden sus cargos. Sólo Rubens Iscaro logra mantenerse como secretario general porque tiene la suerte de que en el gremio de la construcción (Uocra) los empresarios son alemanes y entonces se puede ser un buen defensor de los trabajadores y al mismo tiempo, servir a la Urss. Los demás, como Muzio Girardi en metalúrgicos, pierden la conducción gremial ya en 1942, cuando se crea un sindicato nuevo: la UOM. También esta izquierda, en nombre del socialismo, va por caminos desacertados y frustrantes.

Los obreros, por su parte, irrumpen en la historia un 17 de octubre de 1945, integrando un movimiento nacional liderado por un militar. ¿Y la izquierda? Integra la Unión Democrática cuyo principal impulsor es el embajador norteamericano Spruille Braden. Surge entonces el peronismo, un movimiento nacional policlasista nutrido de obreros, clase media de bajos recursos, sectores del ejército y de un empresariado nuevo (hijos de inmigrantes, de capitales nacionales, sin conciencia de burguesía nacional) y sectores de la Iglesia. Los trabajadores industriales participan así en un proceso de liberación nacional: ruptura de los mecanismos imperialistas ingleses y rechazo del avance del imperialismo norteamericano, no ingreso al FMI, deuda externa cero, amplia franja de la economía estatizada, depósitos bancarios y comercio exterior nacionalizados, sindicatos fuertes y avance en conquistas sociales y laborales, política latinoamericanista, pacto social entre CGT y empresarios nacionales. Su líder –Perón– denomina a ese frente como “comunidad organizada” y enarbola tres banderas: Justicia Social, Soberanía Política e Independencia Económica, todo en el marco de relaciones capitalistas, aunque con fuertes perfiles no burgueses.
Diez años de gobierno, bombardeo a Buenos Aires, dieciocho años de proscripción y luego, en el ’73, otra vez peronismo. Y aún hoy. Muchos supusieron que cuando muriese el líder se terminaba, pero no fue así. Y todavía son muchos los que en nombre del socialismo continúan confundidos, sin comprender la naturaleza histórica del peronismo.

Tres preguntas. Sólo un pequeño grupo socialista logró entender desde 1945: Frente Obrero que calificó al peronismo como históricamente progresivo y se planteó la necesidad, no de incorporarse a él, sino de cabalgar a su lado, como izquierda nacional –según lo habían sostenido los maestros del socialismo para los países dominados– desde una perspectiva independiente en lo político, ideológico y organizativo, para “golpear juntos” al enemigo reaccionario, aunque “marchando separados”. Aunque –y aquí se equivocaron– creyeron que ese frente policlasista no duraría mucho tiempo. Pero estuvieron donde deberían estar porque sabían responder políticamente a estas tres preguntas: ¿quién es el enemigo principal? ¿cuál es la correlación de fuerzas entre el campo popular y el campo oligárquico? y ¿cuál es el nivel de conciencia política de las grandes masas de trabajadores? Son sólo tres cuestiones y todavía sirven para no equivocarse.

Desde el peronismo, Hernández Arregui decía: “Soy marxista y porque soy marxista, soy peronista”. Y Cooke sostenía que en el ’45 “el peronismo fue el movimiento que surgió y triunfó contra todos los partidos, que hizo saltar el esquema de los partidos… No es que la izquierda hiciera crisis: es que era una parte de la superestructura del imperialismo y saltó junto con los demás pedazos… Fue una situación revolucionaria donde los esquemas teóricos no servían. Faltaba una izquierda nacional y ese papel pasó a ocuparlo el peronismo, aunque sin definirse como tal”. Desde el Socialismo, Manuel Ugarte planteó en 1912: “En América Latina el socialismo tiene que ser nacional”. Y el Che también lo entendió y por eso escribió: “La caída de Perón me amargó profundamente” (24/9/1955, carta a la madre). Es una constante que los sectores más combativos del peronismo y la izquierda nacional han tendido siempre a confluir: la más importante construcción política del campo popular y la estrategia hacia el Hombre Nuevo. Por eso, hoy, a América Latina también la recorre un fantasma: El Socialismo del siglo XXI.

Invisibilizando golpes de Estado: Lo que la teoría hegemónica en la ciencias políticas no quiere ver


La Corporación Latinobarómetro, basada en Santiago de Chile, publica todos los años un informe resumiendo sus investigaciones comparativas sobre el estado de la opinión pública en dieciocho países de América Latina y el Caribe.] Para estupefacción del lector el Informe 2009 se abre, en su página 3, con una cita que dice textualmente lo siguiente: “En el año 2009, América Latina sufre por primera vez un golpe de estado después de 31 años, desde que se inaugurara la democracia en lo que ha sido llamado ‘la tercera ola de democracia’ ”.


¡El primer golpe en 31 años! Esta increíble afirmación no es tan sólo un notable error historiográfico sino un síntoma de algo mucho más profundo, revelador de las insanables limitaciones de la concepción teórica y metodológica hegemónica en las ciencias sociales de nuestros días, de inspiración anglosajona. Las páginas que siguen tienen por objeto traer a la memoria lo que el saber convencional aparta convenientemente a un lado. En este caso, los golpes de estado. A los efectos de corregir tan distorsionada visión de la realidad política regional ofrecemos a continuación un breve racconto sobre los golpes de estado que se perpetraron en América Latina y el Caribe en estos últimos 31 años.
Se que es largo pero es impresindible leerlo...


11 de Abril del 2002: golpe de estado en la República Bolivariana de Venezuela.


Luego de que se mintiera a la población anunciando que Chávez había renunciado (cosa que también se hizo en el caso de Mel Zelaya durante el golpe hondureño), siendo que, en verdad, aquél se rehusó valerosamente a firmar la carta de renuncia que los golpistas le habían preparado, se convocó de urgencia a una reunión en el Palacio de Miraflores para ungir como presidente de Venezuela al líder de la organización empresarial Fedecámaras, Pedro Carmona Estanga (alias “Pedro el Breve”). Allí se procedió a dar lectura al Acta de Constitución del Gobierno de Transición Democrática y Unidad Nacional, nombre tan pomposo como mendaz con el que se pretendía disimular al golpe de estado presentándolo como una rutinaria sucesión institucional ante la misteriosa ausencia del primer mandatario. Ese despótico engendro, pergeñado por los inmaculados custodios de la democracia venezolana y aplaudido por Bush, Aznar y compañía, ponía en manos del efímero usurpador amplísimos poderes que no demoró en llevar a la práctica: de un plumazo Carmona derogó la constitución bolivariana, disolvió al Poder Legislativo y destituyó a todos los diputados a la Asamblea Nacional, suspendió a los magistrados del Poder Judicial, al Fiscal General, al Contralor y al Defensor del Pueblo y concentró la suma del poder público en sus manos.


Una vez que fuera leído tan ignominioso documento se invitó a los concurrentes a refrendar el triunfal retorno a la democracia. Entre los firmantes sobresalen los nombres –hundidos para siempre en irredimible deshonor- del Cardenal Ignacio Velasco, santo varón que para desgracia de los cristianos presidía los destinos de la Iglesia Católica en Venezuela; Carlos Fernández, vicepresidente de Fedecámaras; Miguel Angel Capriles, en representación de los medios de comunicación privados (que engañaron a la población desinformando sistemáticamente lo que estaba ocurriendo, con total impunidad); José Curiel, secretario del la democracia cristiana venezolana (COPEI); Manuel Rosales, por ese entonces Alcalde de Maracaibo (prófugo de la justicia acusado de numerosos delitos de fraudes y estafas, amparado y protegido en estos días por el gobierno de Alan García en el Perú); Julio Brazson, presidente de Consecomercio; Ignacio Salvatierra, presidente de la Asociación Bancaria; Luis Henrique Ball, presidente del Consejo Empresarial Venezuela-Estados Unidos; el general retirado Guaicaipuro Lameda, ex presidente de Pdvsa. Luego de la firma se procedió a tomar juramento a Carmona Estanga, dándose así por constituido el nuevo gobierno robustecido por el pleno respaldo de la “sociedad civil”, supuestamente congregada en la sede del gobierno venezolano y representada por ilustres personeros como los arriba nombrados.


Es decir, allí hubo un golpe “con todas las de la ley” que, tiempo después y con Chávez ya repuesto en el Palacio Miraflores, fue convalidado por el Tribunal Supremo de Justicia en una insólita decisión en la que se señalaba que Carmona Estanga había asumido el cargo debido a que en Venezuela se había producido un “vacío de poder”. Claro que esta curiosa teoría tenía un efecto práctico nada desdeñable: gracias a ella se eximía a los implicados de ser procesados por su participación en el golpe de estado, su impunidad consagrada gracias a una sentencia emitida por el más alto tribunal de justicia del país. Por otra parte, si la palabra “golpe” no apareció en el discurso político de esos días fue por otras dos muy convenientes razones. Primero, porque siempre y en todo lugar los golpistas rehúsan a reconocerse como tales, como violadores de la legalidad institucional y la legitimidad política: prefieren autocalificarse como “gobiernos provisorios” surgidos de la necesidad de restaurar un orden supuestamente destruido (o amenazado) por un líder demagógico o por la movilización popular. En la Argentina de 1955 el golpe de estado que acabó con el gobierno de Juan D. Perón se autoidentificó como “Revolución Libertadora”; por su parte, la dictadura genocida de 1976 se refería a sí misma con el pomposo nombre de “Proceso de Reorganización Nacional.” En otros casos, los golpes se ocultan bajo nobles y patrióticas consignas como “Gobierno de Reconciliación Nacional”, “Gobierno de Salvación Nacional” u otras por el estilo. En segundo lugar, porque si se caracterizaba a lo ocurrido como un golpe se erigía un serio obstáculo para lograr el reconocimiento internacional del nuevo gobierno, debido al repudio generalizado que los golpes de estado suscitan en las nuevas democracias latinoamericanas y, en menor medida, al peso que había adquirido en nuestra región la Carta Democrática Interamericana. O sea, se optó por montar una farsa (como luego se haría en el caso hondureño) al hablar de un “gobierno de transición” o un “interinato”, eufemismos utilizados para no llamar al golpe de estado por su verdadero nombre.


De hecho, esta tergiversación semántica facilitó que el nuevo gobierno fuese inmediatamente reconocido por George W. Bush y José María Aznar, dos personajes que, parafraseando a George Bernard Shaw, tienen tanta relación con la democracia como la música militar con la música. No sólo eso: apenas producido el golpe el vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer, señaló que la causa de la crisis era la polarización política y la conflictividad social inducida por las políticas de Chávez y que en las semanas previas al golpe funcionarios estadounidenses se habían reunido con Pedro Carmona (“el empresario que sucedió a Chávez”, según la tramposa caracterización de Fleischer) y con numerosos conspiradores civiles y militares para conversar sobre este asunto. El colofón de todas estas artimañas se conoció el mismo 12 de Abril, apenas unas horas luego de concretado el golpe, cuando Bush y Aznar dieron a conocer una insólita declaración conjunta en la que sostenían que “los gobiernos de Estados Unidos y de España, en el marco de su diálogo político reforzado, siguen los acontecimientos que se desarrollan en Venezuela con gran interés y preocupación, y en contacto continuo”. Ambos mandatarios además manifestaban “su rechazo a los actos de violencia que han causado una cantidad de víctimas” a la vez que expresaban “su pleno respaldo y solidaridad con el pueblo de Venezuela y su deseo de que la excepcional situación que experimenta ese país conduzca en el plazo más breve a la plena normalización democrática”. Es más, poco antes de que Carmona prestara juramento, la Presidencia española de la Unión Europea -anteponiendo sus afinidades con los golpistas a los principios democráticos de los que la Unión Europea se reclama fiel representante- emitió una declaración oficial en la que “manifiesta su confianza en el gobierno de transición en cuanto al respeto de los valores e instituciones democráticos, con el fin de superar la crisis actual”.[2] Este autor, asesor parlamentario de Izquierda Unida en España, también asegura que Madrid y Washington habían reconocido que sus representantes en Caracas mantuvieron contacto continuo y una estrecha coordinación en los días previos y durante el golpe. El 13 de abril, el embajador de España en Caracas, Manuel Viturro de la Torre, junto al embajador de Estados Unidos, Charles S. Schapiro, acudieron juntos para entrevistarse personalmente con el presidente del así llamado “gobierno provisional” después que éste disolviera la Asamblea y avasallara la Constitución. Fueron los únicos diplomáticos que se entrevistaron con Carmona, avalando sin tapujos todo lo actuado por los golpistas.


El golpe ahora desaparecido de la vista de los lectores del Informe Latinobarómetro 2009 no sólo contó con el apoyo de Estados Unidos y España. También obtuvo la aprobación de algunos otros gobiernos: Colombia, presidido entonces por Andrés Pastrana, y El Salvador, por Francisco Flores. El golpe se produjo mientras tenía lugar en San José, Costa Rica, la XVI Cumbre del Grupo de Río. Los presidentes allí reunidos consensuaron una tibia declaración en donde se condenaba la “interrupción del orden constitucional” (falaz argumento que años después utilizaría la Secretaria de Estado Hillary Clinton para referirse a lo ocurrido en Honduras) cuidándose con esmero de emplear la expresión “golpe de estado”.


Si no se esperaba otra cosa de Bush y Aznar, la desagradable sorpresa la produjo la reacción del gobierno chileno ante los acontecimientos que estaban teniendo lugar en Venezuela. El presidente Ricardo Lagos declaró en San José que “lamentamos profundamente los hechos de violencia y la pérdida de vidas humanas. Instamos también a la normalización de la institucionalidad democrática, pero al no tener el cuadro completo de situación le pedimos a la OEA que sea la encargada de hacer una evaluación del asunto”, al paso que agregaba que “tal como se ven las cosas hasta el momento "sería apresurado hacer declaraciones concluyentes”. [3] Pero la Canciller chilena, Soledad Alvear, de rancia prosapia demócrata cristiana, vio las cosas de otra manera y atolondradamente emitió un venenoso comunicado que, siguiendo puntualmente la línea establecida por la Casa Blanca, acusaba de los hechos de violencia y alteración de la institucionalidad al depuesto presidente Hugo Chávez. De este modo, el supuesto “gobierno modelo” de las transiciones democráticas de América Latina reprendía a la víctima y se alineaba claramente con el victimario. El vergonzoso mensaje de Alvear –¡jamás repudiado o desautorizado por Lagos!- decía textualmente que “el gobierno de Chile lamenta que la conducción del gobierno venezolano haya llevado a la alteración de la institucionalidad democrática con un alto costo de vidas humanas y de heridos, violentando la Carta Democrática Interamericana a través de esta crisis de gobernabilidad”.


En otras palabras, la cancillería chilena culpaba al gobierno de Chávez de violar la institucionalidad democrática y cargaba las tintas sobre un pasaje de la declaración del Grupo de Río que condenaba la “interrupción del orden institucional en Venezuela generada por un proceso de polarización”, proceso que se atribuía exclusivamente al gobierno bolivariano. El propio Lagos declaró, todavía en San José, que “se condena el hecho porque hubo una interrupción del orden constitucional. Ese es un hecho. Pero, por otra parte, nos parece muy importante la capacidad que tengamos de colaborar con las nuevas autoridades para salir adelante”, una manera muy sutil de reconocer a los golpistas. Y ese era el otro hecho: el golpe de estado. Pero de ese hecho Lagos no habló. Obediente a ese llamado a la colaboración formulado por su presidente, el embajador de Chile en Venezuela, Marcos Álvarez, no se demoró en hacer explícito su respaldo a los golpistas destacando que “el nuevo Presidente tiene una excelente relación con Chile”. En línea con las declaraciones de sus superiores se negó a calificar a la destitución de Chávez como un golpe de estado. Apenas unas horas después del arresto de Chávez dijo textualmente a varios medios de su país que “aquí no se ha hablado de golpe de estado. No lo ha habido (...) Hoy me asombra la tranquilidad y civilidad de este pueblo empapado de democracia durante 40 años. Las democracias, sabemos, también son imperfectas, pero son democracias al fin y al cabo”. Tiempo después Santiago procuraba despegarse de los dichos de su embajador y le solicitaría a Álvarez su renuncia al cargo. Pero el daño ya estaba hecho. [4]


Cabe preguntarse: ¿por qué los redactores de Latinobarómetro pasaron por alto un golpe de estado como el que efímeramente triunfara en Venezuela? No tenemos elementos para dar una respuesta definitiva aunque sí podemos arriesgar una conjetura, que es la siguiente: porque en la visión ofuscada e ideológicamente sesgada del pensamiento convencional de las ciencias sociales, pensamiento al cual adhieren los redactores del Informe, en Venezuela no hubo un golpe de estado sino una breve escaramuza institucional que fue resuelta en 48 horas. Claro que esta opción no es inocente porque al interpretar las cosas de esta manera se vela el accionar de la derecha, los golpistas, y la coalición reaccionaria que no vaciló en engañar al pueblo, asesinar a inocentes en la masacre de Puente Llaguno y quedar a un paso de producir un magnicidio, con las imprevisibles consecuencias que esto podría haber acarreado para la sociedad venezolana. Se oculta también un hecho que la historia confirma una y otra vez: que si la democracia logró consolidarse fue siempre y en todas partes a pesar de la oposición –a veces pacífica pero en muchos casos violenta- de la burguesía y la derecha política. Y que cuando aquella amenaza desbordar los muy estrechos límites de la democracia burguesa aún la derecha “más institucional y legalista” -caracterización que con harta ingenuidad se le atribuía a la derecha chilena a comienzos de los años setentas- no vacila en arrojar por la borda todos sus escrúpulos y apuesta todas sus cartas a la recomposición violenta del orden amenazado. Tal como Marx lo apuntara en un célebre pasaje de El 18 Brumario de Luis Bonaparte , la burguesía siempre preferirá “un final con terror al terror sin fin” materializado en el constante avance de los plebeyos y la amenaza a sus riquezas y privilegios. Esa fue la opción de la derecha chilena (incluyendo, obviamente, a la hipócritamente centrista y legalista Democracia Cristiana) el 11 de Septiembre de 1973 y esa fue también la opción de la derecha venezolana el 11 de Abril del 2002. Sólo que en este último caso la reacción popular le quebró la mano a los golpistas. Cosas como estas no pueden ser dejadas de lado en ningún análisis riguroso sobre la vida política de nuestros países. En estos casos, el silencio tiene un insoportable olor a complicidad.


La larga saga del golpismo latinoamericano


Pero, ¿fue el que se produjo en la República Bolivariana de Venezuela el único golpe que ignoraron los redactores del informe? Un breve recuento, sumario in extremis, indica que no. Que en realidad en los últimos 31 años hubo varios más.[5] Entre ellos, sobresalen los siguientes, también olvidados, y que apenas mencionaremos aquí.


El Salvador 1979


El 15 de Octubre de 1979 se produce el golpe de estado que depone al gobierno conservador del general Carlos Humberto Romero e instala una autotitulada Junta Revolucionaria de Gobierno. La creciente represión del depuesto presidente no lograba contener el impresionante crecimiento de la protesta social que a falta de canales institucionales de expresión se inclinaba cada vez con mayor decisión hacia la lucha armada, engrosando los cuadros del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional. Ante ello la respuesta oficial fue intensificar las operaciones represivas y dar rienda suelta a los paramilitares de la ultraderecha. Esto produjo el estallido de una guerra civil que se prolongaría entre 1980 y 1992 y que enfrentaría a las fuerzas armadas salvadoreñas con el FMLN hasta que, ante la imposibilidad de que alguna de las dos partes pudiera triunfar, se firmaron los Acuerdos de Paz de Chapultepec en Enero de 1992. En los meses iniciales de la guerra civil se produjo el asesinato de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, ultimado mientras celebraba misa por un comando paramilitar de ultraderecha. Cabe señalar que el proceso político salvadoreño estuvo fuertemente influenciado por lo que estaba ocurriendo en otros países del área, muy especialmente Nicaragua, donde la prolongada lucha del Frente Sandinista de Liberación Nacional acababa de derrocar a la dictadura de Anastasio Somoza Debayle en Julio de 1979.


Bolivia 1978, 1979, 1980


El 24 de Noviembre de 1978 un golpe de estado comandado por el general David Padilla derrocó al también general Juan Pereda Asbún. El golpe declaraba su intención de democratizar la vida política del país convocando a elecciones generales, mismas que se efectuaron en Julio de 1979 consagrando el triunfo de Hernán Siles Zuazo. Dados los antecedentes del candidato y su gestión presidencial en 1956-1960 en la fase final de la Revolución Boliviana de 1952, tanto Estados Unidos como las dictaduras del Cono Sur presionaron fuertemente para evitar que el Congreso lo designara como presidente dado que en las elecciones no había alcanzado la mayoría absoluta de los votos. Ante la imposibilidad de lograr una mayoría parlamentaria que lo instalara en el Palacio Quemado el Congreso optó por designar provisoriamente a Walter Guevara Arce con el mandato de convocar a nuevas elecciones presidenciales en 1980.


No obstante, el 1º de Noviembre de 1979 un sangriento golpe militar -que dejó por lo menos un centenar de muertos y más de treinta personas desaparecidas- derrocó al gobierno. No obstante, la enconada resistencia popular hizo que el jefe de los golpistas, Alberto Natusch Busch, tuviera que presentar su renuncia un par de semanas después, ocasión en la que el Congreso designó como presidenta interina a Lidia Gueiler, fijándose además la fecha de la próxima elección presidencial el 29 de Junio de 1980. Realizadas las elecciones, luego de un fracasado intento de asesinar a Siles Zuazo mediante la voladura del pequeño avión que debía transportarlo durante su campaña electoral, el resultado de la misma lo consagró una vez más como ganador. Esto precipitó un nuevo golpe de estado, perpetrado el 17 de Julio de 1980, liderado por Luis García Meza y Luis Arce Gómez, dos políticos estrechamente vinculados al narcotráfico y a la dictadura militar argentina. El régimen encabezado por García Meza hizo del terrorismo de estado su principal instrumento de gobierno, dejando un luctuoso saldo de víctimas en todo el país. Acosado por las grandes movilizaciones populares debió ceder el poder el 4 de Agosto de 1981, abriéndose un período de transición que culminaría el 10 de Octubre de 1982 con la asunción de Hernán Siles Zuazo a la presidencia de la república, reconociéndose como válido el resultado de los comicios que tuvieran lugar en 1980.


Paraguay 1989


Un golpe de estado perpetrado el 3 de Febrero de 1989 bajo el liderazgo del general Andrés Rodríguez puso fin a la dictadura del general Alfredo Stroessner que había gobernado durante 34 años con mano férrea y haciendo gala de un rabioso anticomunismo que le valió el constante apoyo de Washington. Entre las principales medidas tomadas por Rodríguez se cuentan la legalización de los partidos de oposición (antes el único reconocido legalmente era el Partido Colorado), el encarcelamiento y posterior exilio de Stroessner, la abolición de la pena de muerte y la derogación de la ley marcial, en vigencia durante unos treinta años. Poco tiempo después convocaría a elecciones y su candidatura triunfaría por estrecho margen sobre sus competidores, dando inicio a un proceso de institucionalización democrática que, pese a sus limitaciones, continúa hasta el día de hoy. Las razones profundas que pudieron haber motivado su golpe en contra de quien era no sólo su socio comercial sino también su consuegro son aún desconocidas, pero con el derrocamiento del stroessnismo se abrió una nueva página en la vida política del Paraguay.


Haití 1988, 1990, 1991, 2004


Es bien conocida la inestabilidad que caracteriza la vida política de la primera nación en conquistar su independencia en América Latina y el Caribe. Haití pagó muy cara su osadía: emanciparse del yugo francés y abolir la esclavitud desencadenó una serie de represalias de su antigua metrópolis y sus aliados en el “mundo libre” que convirtieron a una de las más valiosas joyas coloniales del Caribe en el país más pobre del hemisferio occidental.


En Junio de1988, un golpe de estado derrocó a Leslie F. Manigat, quien había triunfado en las primeras elecciones libres del país organizadas una vez concluida la dictadura de Jean-Claude Duvalier. El autor del golpe fue a su vez derrocado por otro golpe, perpetrado por Prosper Avril en Septiembre de ese mismo año. En Marzo de1990 Ertha Pascal-Trouillot es designada presidenta provisional, para ser a su vez derrocada por un golpe en Febrero de 1991. Jean-Bertrand Aristide, que había triunfado en las elecciones es derrocado el 30 de Septiembre de 1991. Exiliado por unos años, regresa en 1994 para concluir su mandato. Re-electo en 2001, un nuevo golpe lo desaloja del poder en 2004.


Conclusión


El pensamiento hegemónico en el mundo de las ciencias sociales idealiza no sólo los procesos económicos al proponer falsas y absurdas teorías sobre el “efecto derrame”, por ejemplo, según la cual en un cierto momento la acrecentada riqueza de los más ricos tropezaría con un límite que haría que proporciones crecientes de aquélla comenzaran a “derramarse hacia abajo” aliviando de este modo la pobreza de los más pobres. El saber convencional también hace lo propio con la política, al postular una concepción igualmente errónea de la democratización que nada tiene que ver con los violentos y complejos procesos que en el mundo real hicieron posible que un reducido grupo de naciones construyeran un estado y una sociedad democráticas.


Entre otras cosas el paradigma hegemónico en la ciencia política convencional persuade a sus cultores que sólo lo que se puede contar cuenta, y que se puede hacer un buen análisis político prescindiendo del estudio de los condicionantes estructurales y el influjo de los factores históricos. Errónea visión que, dado el colonialismo cultural que prevalece en la periferia del imperio, va de la mano con la aceptación acrítica de los presuntos “desarrollos teóricos y metodológicos” procedentes de la academia norteamericana a la vez que rechaza, con similar enjundia, los aportes que el pensamiento crítico ha realizado para el análisis de los grandes temas de la realidad latinoamericana


Esta radical distorsión ocasionada por una teoría que es poco más que la codificación de las ideas dominantes en la sociedad actual -que, como Marx y Engels lo señalaran en La Ideología Alemana, son las ideas de la clase dominante- ha propiciado la proliferación de visiones idílicas sobre los “avances democráticos” en América Latina y el Caribe, concebidos como una flecha ascendente e irreversible hacia la democracia liberal definida según el ejemplo del bipartidismo norteamericano. Componentes centrales de este modelo democrático son el presuntamente virtuoso “corrimiento hacia el centro” del espectro político y la exaltación de la buena gobernanza entendida, claro está, como la congruencia entre las políticas públicas del estado “democrático” y las preferencias de los amos del mercado. Se comprende que a la luz de estas premisas ideológicas fenómenos como el chavismo o la experiencia gubernativa de Evo Morales y Rafael Correa, para no hablar de la Revolución Cubana, no sean otra cosa que aberrantes desvíos o francos retrocesos del “correcto” rumbo de la historia.


Una concepción como esa no puede sino ignorar los grandes conflictos sociales y la violencia que signaron los progresos democráticos en el mundo desarrollado, conflictos y violencia que también se despliegan en los países de la periferia como producto de la tenaz resistencia que las clases dominantes oponen a las luchas populares por la democracia. Una visión idílica, que concibe a la democracia como el terso despliegue de una voluntad democratizadora al margen de reacciones, restauraciones y contramarchas -es decir, al margen de la lucha de clases- es igualmente inepta para dar cuenta de las reiteradas tentativas de revertir los avances democráticos, por imperfectos que sean, y para restaurar por la vía autoritaria del golpe de estado un orden predemocrático congruente con los intereses dominantes. [6] Al idealizar a las muy imperfectas “democracias realmente existentes” de la región (repetimos: en su mayoría, plutocracias travestidas) el golpe de Honduras apareció ante los ojos de los redactores del Informe Latinobarómetro 2009 como un insólito rayo caído luego de treinta y un años de cielos serenos. Los golpes de estado en Bolivia, El Salvador, Haití, Paraguay y Venezuela tanto como las turbulentas sucesiones presidenciales experimentadas por varios países fueron ignorados en medio del desaprensivo entusiasmo generado por los avances de lo que Samuel P. Huntington (paradojalmente, uno de los teóricos más enconadamente adversarios de la democracia) denominara la “tercera ola democrática”. Con esas anteojeras teóricas los numerosos golpes de estado de las tres últimas décadas simplemente se invisibilizaron, y los redactores del Informe cayeron víctimas de este engaño.
Atilio A. Boron

OTRA MENTIRA DEL PERIODISMO ARGENTINO Y DE LA OPOSICION


Mucho habla el periodismo argentino y la oposición de que Chávez, en Venezuela, cerro un canal de tv, pero esto no es cierto, la realidad es ocultada porque taparla sirve a los intereses de quienes acusan al gobierno argentino de querer cerrar canales de televisión aquí pero que en realidad lo que quieren los periodistas empleados pagos y los dirigentes políticos opositores es quedar bien con los grupos económicos (clarín, etc.) que quieren voltear la nueva ley de radiodifusión y mantener el poder real como hasta 2003.
Vamos al caso de RCTV de Venezuela, allí lo q sucedió es que la ley vigente en el país hermano divide los canales como cadenas nacionales y cadenas internacionales, dependiendo del origen de su programación, esta cadena figuraba como nacional, algo q lo obligaba a transmitir las cadenas nacionales oficiales, por ejemplo discursos de Chávez, algo que no venía haciendo desde hace un tiempo, ante una investigación del organismo nacional competente se fundamento desde el canal que había dejado de ser una cadena nacional y pasado a ser una cadena internacional. Hasta ahí todo venía bien, pero cuando el gobierno de Chávez modifico el valor del dólar la cadenas internacionales pagan, en dólares, las tasas, impuestos y demás al valor del dólar caro cosa q no es así con las cadenas nacionales, ante esta situación el canal desistió de modificar su status de nacional a internacional pero LOS CABLEOPERADORES, no el gobierno, tomaron la decisión de sacar el canal de sus grillas hasta que realice el cambio.
Resumiendo, los cables privados son los que dejaron de emitir la señal de RCTV por decisión propia, no fue el gobierno de Chávez quien lo saco del aire y por ultimo no está clausurado está suspendida su transmisión hasta q haga el cambio de status y pague los impuestos como el resto de las cadenas internacionales.
BETO MARTINEZ

lunes, 25 de enero de 2010

PINO NO MIENTAS MAS!!!!La falacia de los 600.000 millones de renta petrolera


Para empezar tengo que decir que estoy a favor de recuperar la empresa YPF para los Argentinos, dicho esto vamos al tema:Con el afán descomedido de ganarse prosélitos sin importar el método, ni el atropello a un origen ideológico común o la tergiversación de datos, Proyecto Sur con Pino Solanas a la cabeza ataca al gobierno desde la izquierda y el progresismo. Tal es el caso de el valor de la renta petrolera que el Gobierno Nacional parecería dilapidar para desgracia del pueblo argentino, valor que según Pino Solanas se ubica en 600.000 millones de dólares (unas semanas atrás la proclamaba de 500.000, un incremento infundado dado que el precio del barril varió apenas un 4% y no hubo ninguna incorporación de reservas en el país. Al ritmo electoral y en base a dicha tasa de crecimiento, la renta disparará a 800.000 millones en 2 dias mas, para cerrar en 4 dias en más de 1 billón). Por supuesto que al momento de denunciar el latrocinio petrolero, ningún periodista entrevistador se ocupa de verificar o contrarrestar lo dicho por el cineasta, pues la falacia es bienvenida si se usa de garrote contra la Casa Rosada.

Tenemos pues, 600.000 millones de dólares de renta petrolera. Una cifra que automáticamente colocó a Venezuela como la nación más rica de la Vía Láctea. ¿Por qué? La comparación es útil. La Argentina cuenta con apenas 2.042 millones de barriles de petróleo probados según la Secretaría de Energía a diciembre de 2007 y Venezuela tiene unos 315.000 millones de barriles.

Ahora bien, ¿de dónde obtiene Solanas semejantes valores? Porque si multiplicamos los 2.042 barriles por la cotización de cada barril (71,37 dólares, al 18/06/09) estamos en presencia de una renta de 145.737 millones de dólares y no de 600.000. Los asesores técnicos de Solanas deberían saber además que el cálculo de la renta sólo resulta correcto si se efectúa: 1) sobre las reservas probadas de la nación (y no sobre volúmenes probables derivados de las prórrogas a las concesiones); y 2) sobre los volúmenes exportables del hidrocarburo, por ser la cotización internacional exclusivamente aplicable a su comercialización externa.

En pocas palabras, podríamos aceptar una renta petrolera de 145.737 millones de dólares solo sí el país exportara la totalidad de su equivalente en crudo (los 2.042 millones de barriles). Y acá tres aspectos deliberadamente omitidos por el líder de Proyecto Sur. En primer lugar, las exportaciones de crudo en la Argentina no superan el 10% de la producción total (8,86% en 2007 y un porcentaje similar en 2008, según últimos datos disponibles de la Secretaría de Energía). Consecuentemente, tampoco sería correcto hablar de una renta de 145.573 millones, sino y en todo caso, de 14.573 millones. Pero, por desgracia, esta cifra también es incorrecta.

Ocurre en realidad que el Estado aplica retenciones moviles a las exportaciones de petróleo, capturando la diferencia por encima de los 42/47 dólares por cada barril exportado (sin contar impuestos directos ni regalías provinciales), razón por la cual una buena fracción de esa renta es captada por el Estado (cerca del 50% cuando el precio del barril supera los 80 dólares). A la cotización internacional vigente, de esos 14.573 millones de dólares el Estado capturaría en concepto de retenciones cerca de 6.000 millones, pero cuidado, no en un año sino en 7 años (horizonte de reservas equivalentes a los 2.042 millones de barriles y al ritmo de extracción actual).

Nada más irreal pues que la falacia de los 600.000 millones de dólares de renta.
Pero claro mientras sea para pegarle al gobierno ninguno de los empleados del grupo Clarin o de De Narvaez para la mentira de Pinocho Solanas quien cansado de hacer tantas malas peliculas desde detras de camara a decidido mentir, mentir y mentir con tal de ser el quien salga en pantalla, no importa si para eso tiene q ser funcional con sus mentiras a los grupos que desde que menem no le dio Patio Bullrich dice enfrentar.
BETO MARTINEZ