domingo, 15 de agosto de 2010

El presunto romance entre graciela alfano y el almirante massera


La historia que nunca se contó de la diva en ascenso y el militar genocida
Un documento de 1978 del espía Enrique Arancibia Clavel, que purgó una condena en la Argentina por delitos de lesa humanidad, revela aspectos de la vida íntima del militar y la modelo que iniciaba su carrera. Revuelo en la farándula.

Cuando el periodista Jorge Hirschbrand, del diario online mendocino MDZ, se sentó con un café a revisar los materiales que alguna vez había bajado y se acumulaban en su computadora, no sabía que generaría un escándalo en los medios de la farándula argentina. Porque quién se iba a imaginar que un viejo expediente del espionaje chileno donde se habla de la relación de la diva Graciela Alfano con uno de los máximos responsables del genocidio que vivió la Argentina entre 1976 y 1983, Emilio Eduardo Massera, no hubiese generado semejante repercusión en el año 2000, cuando fue desclasificado.
“Sobre más antecedentes de Graciela Alfano, actual amante de Massera, puedo informar que ésta es actriz y modelo. Está con Massera aproximadamente desde hace 6 meses. Últimamente se ha sabido de costosos regalos que fueron hechos (departamento, pieles, joyas, etc.). (...) Anteriormente Massera tenía como amante a una modelo publicitaria, que hacía la propaganda de los cigarrillos Jockey Club. Más antecedentes sobre la Alfano enviaré oportunamente”, dice un tramo del documento.
El informe, enviado a la Dirección de Inteligencia Nacional chilena (DINA), la encargada de la represión durante la dictadura de Augusto Pinochet, seguía los pasos de Massera durante su visita a Londres y París entre el 3 y el 5 de julio de 1978, y daba los últimos detalles de la situación de la Argentina bajo la dictadura militar, entre otros detalles. Las ocho páginas escritas a máquina fueron firmadas como Luis Felipe Alemparte Díaz, el seudónimo del militar chileno Enrique Arancibia Clavel, condenado luego en la Argentina por delitos de lesa humanidad.
“Este documento pone en evidencia el doble juego de los agentes chilenos acá en Buenos Aires, quienes espiaban a sus propios compañeros de ruta de la represión”, explica la periodista Stella Calloni, una experta en el tema. El documento se centra en un período del conflicto limítrofe por el fallo sobre el Canal de Beagle, que casi desemboca en una guerra promovida por las dictaduras de Jorge Rafael Videla y Augusto Pinochet. Así, fueron detenidos varios espías chilenos en Buenos Aires junto con los informes que los delataban como dobles agentes. “En ese momento los militares argentinos no hicieron mucho jaleo porque no podían romper las relaciones con sus socios de esta ‘internacional del terrorismo de Estado’ –explica Calloni–, incluso Arancibia luego siguió trabajando en el Cóndor junto con los argentinos, pero estos informes son clarísimos y fueron fundamentales para parte de la historia de la represión en América Latina.”
En este informe de Arancibia se deslizan algunos errores (habla del apoyo de Massera a la postulación del padre adoptivo de Alfano a la presidencia de River, cuando en realidad fue Racing). Sin embargo, Calloni resalta que es importante poner atención “cada vez que sale algo relacionado con estos tipos. Lo de Alfano, como cualquier otro tema de estas fuentes, es muy serio, y hay que seguirlo, porque los servicios de inteligencia buscaban fundamentalmente pasar información sobre las debilidades políticas, sentimentales de cada uno de sus objetivos espiados”.
Por Andrés Criscaut

Papel Prensa – Lidia Papaleo denunció por escrito cómo fue amenazada y torturada

La viuda de David Graiver detalló en una carta dirigida a la Secretaría de Comercio Interior los “horrores” que padeció desde el asesinato de su marido, hasta que fue despojada por Clarín, La Nación y La Razón de las acciones de la familia.

Lidia Papaleo rompió el silencio que mantenía desde 1977. Cuando el Estado resolvió hacerse cargo de las acciones de Papel Prensa para normalizar la empresa y reconstruir la historia, la viuda del banquero David Graiver decidió decir la verdad sobre el traspaso de acciones de la compañía. Hace menos de un mes su hermano, Osvaldo, contó que Lidia no habló porque no “había plafond social, ni político.”

La apropiación de Papel Prensa durante la última dictadura es la historia de la complicidad entre el poder económico y el poder militar. El asesinato de Graiver en México, las amenazas, las “reuniones” con los ejecutivos de los diarios Clarín, La Nación y La Razón, los secuestros, las torturas y la muerte son algunos de los elementos del relato. Nombres como Héctor Magnetto, José Alfredo Martínez de Hoz y Jorge Rafael Videla se repiten en los documentos que la Secretaría de Comercio Interior recopiló para la elaboración del informe “Papel Prensa – La Verdad”, que será entregado a la presidenta Cristina Fernández la próxima semana.

A continuación, Tiempo Argentino reproduce en exclusiva la carta que Lidia Papaleo le envió al secretario Guillermo Moreno, en la que se ratifica la investigación de Cynthia Ottaviano y Juan Alonso, publicada en su edición domingo 6 de junio.



Señor Secretario de Comercio Interior / Señor Licenciado Mario G. Moreno

S/D



De mi mayor consideración:

Tengo el agrado de dirigirme a Usted, a los efectos de cursarle la presente nota, a los fines de que la misma sea considerada como un aporte a la investigación que está llevando adelante.

El presente relato comienza con la muerte de mi marido David Graiver, momento en el que vivíamos junto con mi hija menor de edad María Sol, en México. A partir de allí comencé a sufrir terribles presiones vinculadas a nuestros bienes, entre los que se encontraba Papel Prensa SA.

Debo destacar algo muy importante sucedido en la vida de mi esposo. En una reunión social en México, en la hacienda del Señor Gabriel Alarcón (uno de los más importantes hombres de negocios de dicho país), en presencia de la firmante y de su propia familia aconseja lo siguiente en forma textual: “David, vendé Papel Prensa porque te costará tu vida.” La firmante quedó sumamente sorprendida y preocupada. De ello se desprende que este fue el primer aviso que tuve acerca de la problemática de tal empresa. A partir de la muerte de David comencé a sufrir presiones, lo que me llevó al convencimiento de que se acercaban momentos muy duros, pero no de la magnitud de los que después vivimos.

Posteriormente, en viajes a Nueva York, donde había residido largo tiempo, amigos estadounidenses me aconsejaban que no retornara a Buenos Aires. Para ellos, no estaban dadas las condiciones ni tenía garantías de que las autoridades iban a ver con buenos ojos que el grupo económico se reordenara.

En ese momento, mi hija tenía 22 meses de edad, mi hermano Osvaldo, uno de mis posibles apoyos, se encontraba detenido en la cárcel de Caseros, a disposición del Poder Ejecutivo, y todo el grupo familiar estaba desquiciado por las presiones por parte de la Junta Militar.

Ante ese panorama, y porque no tenía nada que ocultar, retorné a la Argentina el 16 de septiembre de 1976, convencida que esta es mi tierra, el país de mi hija y que actuando con calma y asesoramiento podía superar el mal trance. Nada más lejos de la realidad. Apenas instalada en las oficinas centrales de las empresas, advertí que los reclamos eran diversos, realizados en medio de un clima de crisis económica de las empresas y al no haber participado de la actividad empresaria de David, no tenía suficiente conocimiento ni capacidad comercial para manejar tantos frentes de tormenta.

Inmersa en los acontecimientos descriptos, es cuando los diarios Clarín, La Nación y La Razón comienzan a ejecutar un plan destinado a apoderarse de las acciones de Papel Prensa SA, de las cuales mi esposo David era dueño en un porcentaje importante que le permitía tener el control societario de la empresa.

Además, este operativo involucraba, antes que nada, la intención de la Junta Militar de apadrinar ese despojo y no trepidaron en utilizar todos los elementos de extorsión, intimidación y amenazas a su alcance para lograr el objetivo.

Recuerdo que me contactó un intermediario, Guillermo Gainza Paz, que no era el dueño del diario La Prensa, quien me transmite la intención de compra de terceros, del paquete accionario de Papel Prensa SA.

Posteriormente, el Sr. Francisco Manrique, que había sido ministro de Acción Social de la Nación y con el cual David trabajó como Secretario General, convocó a mi cuñado Isidoro Graiver para decirle que sus amigos de las Fuerzas Armadas, me recomendaban realizar esa venta, porque el grupo Graiver era mal visto por las autoridades y que estaba siendo investigado. En circunstancias en que concurrí a darle el pésame, por la muerte de su esposa, me reiteró dicha sugerencia.

En ese contexto, me entrevisté con el ex presidente Lanusse para pedirle consejo por la situación en la que me encontraba, y me expresó que me veía mal posicionada y que solicitara una audiencia con el Tte. Gral. Videla para interiorizarlo del tema Papel Prensa SA. Aunque gestioné el pedido de audiencia por la mesa de entradas de la Casa de Gobierno, nunca obtuve respuesta.

Mientras tanto, continuaban las amenazas anónimas en las que me decían que, si no vendía, mi hija María Sol corría peligro de muerte y se agregaban otros operadores que me presionaban para concretar las ventas.

El Sr. Martínez Segovia, que era presidente de Papel Prensa SA, me citó en esos días, a un almuerzo en un hotel céntrico, para comunicarme que venía en representación del ministro de Economía Martínez de Hoz y que debía decidirme a firmar la cesión de las acciones de Papel Prensa SA. Tal decisión era impuesta desde el Ministerio de Economía del Proceso, quienes habían hecho saber que las acciones debían cederse a empresarios argentinos que no pertenecieran a la colectividad judía.

Dado los hechos que se vivían en el país, tomé conciencia que las amenazas de muerte, tanto para mi hija como para mí, eran auténticas. En ese estado de terror fui citada para el día 2 de noviembre de 1976, por la noche, a una reunión en las oficinas de La Nación, conjuntamente con los integrantes de la familia Graiver.

Encontrándonos en un amplio salón de reuniones, nos distribuyeron separadamente, de modo tal que los padres de David por un lado, Isidoro con Campos Carlés (quien invocaba ser apoderado de La Nación) por otro. Yo con Magnetto de Clarín, en otro aparte, donde coloquialmente me aseguró: “firme o le costará la vida de su hija y la suya.” No había chances.

También sabía que habían presionado al Sr. Rafael Ianover, vicepresidente de Papel Prensa SA, un hombre leal con la familia, que era depositario de acciones, como testaferro.

En la mencionada reunión en La Nación se suscribe un boleto de venta sobre el cual jamás pude opinar, no sobre el precio ni sobre los términos del mismo ni sobre la forma de pago, como tampoco ningún abogado de mi parte pudo verlo antes. Lo tuve que firmar sin siquiera haberlo leído.

Posteriormente, el asesor de menores en la sucesión de David, no autorizó la venta por considerar bajo el precio y el juez ordenó que se hiciera una tasación por el BANCO NACIONAL DE DESARROLLO, quien confirmó que el precio era por demás exiguo.

La forma de pago no permitía ni siquiera pensar que se trató de una operación habitual en el comercio, solo pagaron U$S 7000 –como primera entrega sobre un precio total de U$S 1.000.000–, destaco que ni siquiera era el 1%. Era una entrega absoluta, por nada, y sin chance de poder negociar. Todo lo que siguió en esta venta fue similar.

Quiero también destacar que era necesario que yo solicitara, como administradora del sucesorio, la autorización en dicho expediente, por tratarse de bienes de mi hija menor de edad y es por ello que siguieron ejerciendo amenazas y presiones, a través de distintos personajes que me forzaban a ratificar ese acuerdo inicial y en el correr del tiempo llegamos al mes de marzo, donde se ingresa en el sucesorio el escrito para lograr la autorización.

También deseo dejar constancia que el Dr. Jorge Rubinstein, que era el segundo de David, en los meses finales de 1976, sufrió un grave y sospechoso accidente, y que el mismo no me pareció casual porque él también estaba amenazado. Lo cual lo apartó por meses de la dirección del grupo, tareas que no pudo cumplir, quedando acéfala la conducción del grupo económico. Luego fue detenido ilegalmente, falleciendo por las torturas en cautiverio, no habiéndose nunca investigado dicha muerte.

Deseo aclarar que, cuando se realizó el inventario en el BANADE, ignoraba qué había en el interior de la caja de seguridad, pero tenía total conciencia que debía comunicar al juzgado del sucesorio todos los bienes que pertenecían a mi marido, de acuerdo a lo que le había aconsejado el Dr. Miguel Anchorena, letrado de la sucesión.

Quiero finalizar este relato, afirmando una vez más, que todo lo que ocurrió en Papel Prensa SA, a partir de mi cautiverio (14 de marzo de 1977) que nunca hasta el 20 de mayo de 2010 estuve en el lugar, ni concurrí a ninguna Asamblea. Por otra parte, durante mi desaparición con detención fui objeto de torturas que me provocaron graves quemaduras en mis genitales, abdomen y pechos, y que los golpes recibidos provocaron un tumor cerebral, el cual se me operó en la cárcel.

Todo el horror que fue mi vida después de mi secuestro es indescriptible en la serie de perversiones, vejaciones y tormentos a la que fui sometida, no obstante que deseo concluir con la presente reiterando que prefiero ver los ojos y la cara de mis torturadores, antes que ver los ojos de Magnetto en el momento en que me amenazaba para que firmara.

Sin otro particular, lo saludo atte.

Lidia Elba Papaleo

DNI 4954106



Tiempo Argentino

Justicia indígena originaria: ¿reconocimiento posible?


En medio de la discusión sobre el derecho a la autonomía legal de las naciones bolivianas se celebra el Día Internacional de los Pueblos Indígenas. El debate, sin embargo, va más allá de lo jurídico y de América Latina.
"¡Por supuesto que es una cuestión de voluntad!", contesta René Kuppe. Este antropólogo jurídico de la Universidad de Viena lo tiene claro: si se quiere, no hay obstáculo insalvable en el camino hacia el reconocimiento pleno de los derechos de los pueblos indígenas, ni tampoco en la vía que lleva a la conciliación del sistema jurídico ordinario con la justicia indígena originaria.

"Tener en cuenta en el derecho convencional los principios de la justicia indígena no sólo es posible, sino que es algo que ya se practica. En Canadá, en Estados Unidos, en Nueva Zelanda, en Australia, los llamados 'aboriginal titles' forman parte de la lesgilación, y muchas de las constituciones latinoamericanas hacen referencia explícita al respeto del derecho tradicional", añade Kuppe.



Sin embargo, el experto sabe que hasta aquí alcanza la teoría. En la práctica, los obstáculos quizás no sean insalvables, pero sí recurrentes. "Cada avance en este campo va acompañado de inesperados problemas", dice, "si, por ejemplo, un país reconoce que los indígenas pueden aplicar su derecho en las tierras que utilizan, se plantea la pregunta de qué entra dentro de dicha categoría. ¿Son los lugares sagrados, que desde nuestro punto de vista occidental no están siendo utilizados, tierras en uso?".



En un caso como éste, lo mejor sería involucrar a los indígenas: "nadie puede indicar como ellos qué terrenos les son importantes", señala Kuppe. Pero la confrontación de dos modelos no sólo jurídicos, sino también culturales, sociales y económicos, no hace siempre tan fácil la resolución de los conflictos que surgen.

Los problemas de la justicia ordinaria



"A los tribunales ordinarios, las causas indígenas les resultan increíblemente difíciles de manejar", explica el abogado británico Gordon Bennett, "primero, porque los jueces esperan recibir una exposición cronológica de los hechos, sustentada por una serie de documentos. Pero si uno es analfabeto, carecerá de pruebas por escrito y tal vez sólo tenga un vago recuerdo de lo acontecido."

Además", continúa Bennett, "casi siempre se le concede a la justicia individual más valor que a la colectiva, mientras que para la mayoría de los pueblos originarios es al contrario. Y tercero, nuestro sistema judicial sólo acepta como testigos a quienes han presenciado o participado en los hechos. Aunque la transmisión oral entre los indígenas es muy importante y muchas veces los testimonios de quienes saben algo por terceros son relevantes, estos suelen rechazarse".



Bennett ha trabajado en más de una ocasión para la ONG Survival International, defendiendo desde el estrado los derechos indígenas. Como Kuppe, el abogado conoce los problemas, pero también él cree en la coexistencia jurídica: "opino que es posible, aunque requeriría concesiones por ambas partes. Hay países, por ejemplo, en los que se han creado tribunales especiales para tratar las cuestiones indígenas. Y no siempre hace falta llegar tan lejos. Estoy convencido de que con la mediación y el arbitraje se solucionan muchos litigios."

Gracias a Parodi, Buchanan y 2 camaristas, Vila zafó de Llamas y Villalonga

El relato de Diario Uno, de la ciudad de Mendoza, es muy parcial. Ocurre que Daniel Eduardo Vila es el dueño del matutino que nació para competir con Los Andes pero nunca logró su prestigio.

Según Diario Uno, Daniel Vila fue juzgado y encontrado inocente, algo así como víctima de una falsa denuncia.

Quienes conocen a Enrique Llamas de Madariaga y Julio Villalonga saben que nunca habrían montado una falsa denuncia y también conocen de los malos antecedentes de Daniel Eduardo Vila.

La causa judicial se inició el 27 de octubre de 2008 cuando Enrique Llamas de Madariaga y Julio Villalonga, denunciaron que el día 23, por separado, fueron agredidos por su ex empleador Daniel Vila en el predio de la Sociedad Rural Argentina, en ocasión de celebrarse el centenario del diario El Cronista Comercial.

Vila estaba furioso por las indemnizaciones que tuvo que abonar, como socio de América 2. No obstante, Francisco de Narváez, socio de Vila en ese intrascendente canal de TV, sí había invitado a los 2 periodistas a la fiesta de su matutino de pequeña tirada.

El escándalo fue importante, según muchos de los invitados, y Vila los habría increpado a las voces de “ladrón, me robaron mi dinero” (por el pago de las respectivas indemnizaciones).

No fue un mismo incidente.

Llamas de Madariaga dijo que Daniel Vila le arrojó el contenido de una copa de champagne y lo empujó hacia la salida del predio propinándole patadas en los tobillos y golpes de puño en la espalda.

Llamas de Madariaga agregó que fue herido en la mandíbula con un trozo de vidrio de la copa de champagne astillada durante la supuesta agresión.

Villalonga refiere que 1 hora después de ese supuesto incidente, fue insultado por Daniel Vila quien además lo echó de la fiesta.

Sin embargo, la Cámara consideró que al consultar a testigos que estaban en la fiesta, tal como Marta Inés Buchanan (¡Marta Inés Buchanan!) dijo no haber presenciado ningún altercado tan escandaloso, a pesar de estar en el grupo con Daniel Vila. Si supo que existió una discusión entre los antes mencionados.

Una declaración similar realizó Liliana Parodi, que conformaba el grupo de personas que asistieron a esa fiesta y compartieron espacio con Daniel Vila. Parodi es una ejecutiva de TV sin grandes desempeños pero que siempre se encuentra vinculada a América 2.

La justicia correccional resolvió absolver a Daniel Eduardo Vila Santander pese a que otros testigos sí dieron testimonio de la veracidad de los dichos de Llamas de Madariaga y Villalonga.

Para los camaristas, la agresión no configuró delito. Habría que ver qué opinarían esos camaristas si ellos o sus hijos hubiesen estado en lugar de Villalonga o Llamas de Madariaga. En fin, Vila es considerado un buen 'articulador' judicial...