lunes, 20 de septiembre de 2010

La sotana que avaló la tortura


Al cura Eugenio Zitelli le llegó, al fin, el tiempo de dar explicaciones ante la justicia federal. Durante tantos años de impunidad, el actual cura párroco de la ciudad de Casilda, nombrado Monseñor por el Arzobispado de Rosario, gozó de la libertad que le otorgó el beneficio de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Zitelli fue señalado como colaborador y partícipe del esquema represivo que operó en el Servicio de Informaciones de Rosario donde se desempeñó como capellán de la policía rosarina durante la última dictadura militar. Organismos de Derechos Humanos lo denunciaron formalmente ante la fiscalía que actúa en la causa Díaz Bessone
Eugenio Zitelli fue Capellán de la policía rosarina durante la última dictadura militar. Se desempeñó en el Servicio de Informaciones de Rosario en tiempos en que operaba la patota del represor Agustín Feced en el mayor centro clandestino de detención que funcionó en la ciudad de Rosario. En el libro escrito por el periodista Carlos Del Frade, “El Rosario de Galtieri”, se detalla que Zitelli “fue denunciado como colaborador de los torturadores y su nombre aparece en el informe de la CONADEP, conocido como “Nunca Más”. Justificó las torturas ante el ex sacerdote Angel Presello al decir que “sin tortura no hay información”. Una de las sobrevivientes del centro clandestino de detención que funcionó en el servicio de informaciones, en la esquina de San Lorenzo y Dorrego, aseguró que “Zitelli se indignaba frente a las denuncias de violaciones, pero ante las demás torturas manifestaba que son un medio para obtener información”.

En el año 1998, Zitelli es nombrado con el cargo de “Monseñor” por el Arzobispado de Rosario. Actualmente, es cura párroco en la ciudad de Casilda, lugar que lo ve cotidianamente mostrarse con la sotana de la impunidad y participar de actos oficiales junto al poder político de la ciudad. El pasado viernes 10 de septiembre organismos de Derechos Humanos presentaron una denuncia ante la Fiscalía en el marco de la causa Díaz Bessone para pedir que se lo investigue en su accionar durante aquellos años.

En la investigación llevada adelante por Carlos del Frade en su libro “El Rosario de Galtieri” se cita la declaración de un suboficial retirado de la policía provincial, quien afirmó que “a principios del 76, cuando me tocó hacer guardia en ese entrepiso que daba a la ochava de San Lorenzo y Dorrego, donde una escalera comunicaba a las piezas donde estaban, por separado, las mujeres y los hombres detenidos, asistí a una sesión de tortura donde él estaba presente".

Juan José Noste es presidente de UMANO (Unidos por la Memoria y Ante el Olvido). En diálogo con enREDando explica que “esta presentación formal es para que se lleve dentro del tribunal un estudio de quien fuera el Capellán de la Unidad Regional II, Eugenio Zitelli. El tenía todas las tareas de un capellán en un cuerpo de fuerza. Accede a ese cargo en el año 1964 y se aleja con el advenimiento de la democracia. A partir del año 84, Zitelli vuelve a Casilda como cura párroco de la iglesia mayor San Pedro Apóstol. Hasta la fecha, es el cura principal de la ciudad. En el año 98, el Arzobispado de Rosario tramitó ante el Vaticano el título de Monseñor.”

Eugenio Zitelli cuenta con la complicidad de una gran parte de la sociedad civil y del poder político. Del Frade afirma: “Su impunidad lo llevó a bendecir los actos centrales por el bicentenario y hasta participó de la misa en la que se recordó a Evita, el pasado 26 de julio, una verdadera provocación para los sobrevivientes de aquella década del setenta que hicieron de la abanderada de los humildes la síntesis revolucionaria de sus vidas.”

“Recién ahora el poder político ha tomado una posición peticionando que se lo juzgue”, explica Noste. “Zitelli ha tenido participación en todos los eventos sociales y políticos. No pudimos lograr que los políticos de Casilda tomaran una posición más crítica.” Al mismo tiempo, también reconoce que la sociedad de la ciudad “ha sido muy receptiva” ante la presencia del cura que habría participado en misas y confesiones en el Servicio de Informaciones de Rosario. “Casilda es católica y muy ortodoxa. Aunque recién ahora, los jóvenes están participando. Hay un cambio de cosmovisión de la realidad.”

Por otra parte, la presentación judicial incluye testimonios de víctimas que reconocen a Zitelli como parte de la maquinaria represiva y declaraciones públicas del propio Zitelli. En este sentido, Noste afirma que “hay un video de él donde describe y relata cómo era el movimiento de las detenidas. Dice que ha tenido momentos de estar con las presas. Ha justificado la tortura pero no la violación. Esto está dicho por él y hay detenidas que lo van a testimoniar. Hemos tenido compañeros que lo han visto en el Servicio de Informaciones. Zitelli era parte del esquema del Servicio de Informaciones”.

Es evidente que durante tantos años de impunidad, Zitelli gozó del acompañamiento y complicidad de gran parte del sector político casildense y es esto, lo que los organismos de Derechos humanos repudian abiertamente. “La condena política y moral se podría haber tomado mucho antes, exigirle que no esté presente en los actos políticos, sin embargo no lo han hecho, por debilidad política, por coincidencia ideológica. Esto es lo que se le pedía al poder político. Una persona que se reconoce como Capellán durante la dictadura no puede ser reconocido.”

La Dra. Luciana Cenci es una de las abogadas que patrocinó el escrito contra Zitelli. “Esta presentación la realizamos con varias organizaciones de derechos humanos y civiles. En ella, ponemos en conocimiento de la fiscalía de la causa Díaz Bessone hechos de incumbencia penal en los que podría haber incurrido el Monseñor Zitelli cuando era Capellán de la policía de Feced en la policía de Rosario”, apunta con claridad la abogada. Y agrega: “Hay víctimas que lo han reconocido y que ya lo han denunciado en la Causa Feced que data del año 1984. En aquel expediente Zitelli estaba citado por las víctimas en sus presentaciones y estaba solicitada la declaración indagatoria de Zitelli por parte de las víctimas, ya en ese entonces. Lo que sucedió es que las leyes de Obediencia de Debida y Punto pusieron precisamente punto final a este proceso que recién se abre a partir de esta causa.”

El propio Agustín Feced cita en su declaración indagatoria a Eugenio Zitelli, “manifestando que fue quien bautizó a una de las hijas de Betanín durante el cautiverio y él mismo lo nombra como Capellán de la policía. Zitelli fue citado a declarar como testigo en una de las causas pero no fue citado a declarar como indagatoria según tengo entendido, porque el mismo proceso de impunidad impidió que así se haga”.

A partir de ahora, se inicia un proceso de investigación judicial del accionar de Eugenio Zitelli de aquella época “con toda la actividad probatoria que los fiscales estimen pertinente realizar y también si lo estiman pertinente la citación a declaración indagatoria por parte del cura Zitelli. Una de las probanzas que nosotros establecimos en este escrito es precisamente una declaración que se le hace en el año 95 en un programa de televisión de Casilda donde él mismo cuenta su accionar en la Jefatura de policía describiendo que había presos comunes y presos especiales, que se entrevista con ellos y que realizaba misas. Allí dice que no justifica la reacción de la dictadura pero que sí se la explica. Zitelli fue una parte más del eslabón. No olvidemos que en este proceso militar había personal civil, y en este caso, un personal que representa uno de los poderes más grandes, que es la Iglesia”.

Por su parte, Norma Ríos de APDH Rosario, repudia la reivindicación que ha tenido Zitelli al ser nombrado con el mote de Monseñor. “Esto demuestra que tiene una cobertura total y absoluta por parte de la Iglesia”. También recuerda aquel escrache que le realizaron en la ciudad de Casilda y una anécdota muy particular que vivió Norma Ríos en el año 1996. “Cuando mi sobrino muere en el año 96, lo asesina un policía de la santafesina para robarle la moto, voy y lo que encuentro al lado de la cama de mi hermana era a Zitelli. Ahí le digo “que hijo de puta, que hacés acá. No te acordás de mí?”. Yo nunca estuve en un centro clandestino. El tipo huyó despavorido. Él sabe que esto es cierto, sino no se hubiese ido.”

De Familiares, enREDando dialogó con Élida Luna, quien se remonta a tiempo antes del golpe militar.“Zitelli trabajaba de cura en Villa Gobernador Gálvez en una capilla donde nosotros decimos que ahí hacía trabajo de inteligencia. Allí tenemos un compañero que es Oscar Medina que está desaparecido y Héctor Medina que tuvo 6 años de cárcel. Él cuenta como ya desde aquella época se perfilaba el perfil de Zitelli haciendo un trabajo de inteligencia sobre los jóvenes.” Para Luna, el accionar de Zitelli pone de manifiesto la posición que ha tenido la Iglesia históricamente. “Si revisamos la historia, la Iglesia ha actuado en todas las dictaduras militares. Y es muy probable que toda la documentación resguardada esté en el Episcopado. No se puede denunciar a Zitelli sin denunciar el rol importantísimo dentro del terrorismo de estado que tuvo la Iglesia.”
Por María Cruz Ciarniello

No hay comentarios:

Publicar un comentario