jueves, 10 de febrero de 2011

1º DE FEBRERO DE 1977: ÁNGEL GEORGIADIS ES ASESINADO EN LA CÁRCEL DE LA PLATA.


Ese día María Teresa “Teté” Piñero recibía un telegrama del Servicio Correccional de la provincia de Buenos Aires que decía: “El día 1/2/77 habiendo sido retirado su esposo Ángel Alberto Georgiadis Otero de la Unidad 9 por personal militar para ser interrogado en jurisdicción militar dependiente del área operacional 113, se infirió lesiones por autoagresión las que le ocasionaron su deceso”. Es decir (pero no se atrevieron): “En el día de la fecha hemos asesinado a su esposo por la espalda”.
Ángel Georgiadis provenía de la agrupación Descamisados y era un referente político de Montoneros.
Hasta ese día su compañera desconocía el paradero de su esposo. La última noticia había sido que el 26 de enero lo habían trasladado los militares, pero no sabía dónde.
“Teté” fue a ver al juez Russo, quien le advirtió:”No siga con las gestiones porque en lugar de uno van a ser dos”, en alusión a que la mujer podía también desaparecer.
Al conocer la infausta noticia, Piñero comenzó a divulgar el caso e inició una lucha desesperada para recuperar el cuerpo.
El 28 de febrero el comisario Rivero le informó desde la Jefatura de Policía que su esposo estaba enterrado en una tumba del Cementerio de La Plata.Años después, Teté prestó declaración en el Juzgado Federal Nº 1 en La Plata y contó que su marido fue encapuchado y llevado al despacho del jefe de la Unidad Penal 9, prefecto Abel Dupuy, donde el represor le espetó que iba a correr idéntica suerte que Dardo Cabo y Rufino Pirles, ultimados en enero de 1977 en una falsa fuga.
Teté dijo que su esposo había sido detenido en la Capital Federal –por una infracción de tránsito- el 16 de julio de 1975 (en los días de Isabel-López Rega). Pero fue procesado con la aplicación de la ley “antisubversiva” (20.840) debido a que en el Citröen de Angel le encontraron panfletos de Montoneros, donde militaba. Fue llevado al penal de Devoto y en diciembre de 1975 a la Unidad Penal 9.
Antes, el matrimonio Georgiadis-Piñero había sufrido un “allanamiento” en su casa de Lomas de Zamora, la que fue saqueada, evidentemente por un grupo de tareas. Teté denunció que lo que más sintió de aquello (dejando de lado los objetos de valor material) fue el juego de té regalo de Arturo Jauretche y una carta en la que Ángel se quería parecer a Scalabrini Ortiz.
El 13 de diciembre de 1976, al asumir la jefatura de la cárcel Dupuy, las cosas se pusieron más duras para los detenidos. Contaba dolorosamente su esposa: "A las 5 de la mañana se produce una gran requisa, terrible, con muchos golpes. A mi marido lo golpean y lo torturan. Él me enviaba cartas pero nunca me lo contó. Me enteré por otro preso que estaba en la celda de al lado, que me dijo que escuchó que a Ángel lo golpearon y lo torturaron varios hombres y por mucho tiempo, y que no se quejó. Me dijo que, al día siguiente, Ángel le dijo que le avisara a los otros compañeros que estaba orinando sangre".
A partir de ese día Georgiadis fue alojado en el denominado “Pabellón de la Muerte”.
El 5 de enero de 1977, Dupuy ordenó el asesinato de Dardo Cabo y Rufino Pirles en Coronel Brandsen, cuando eran trasladados a otro penal, con la versión conocida de “intento de fuga”. Diez días después Georgiadis, el médico Horacio Crea y Julio Urien fueron encapuchados en su celda, llevados a la oficina del jefe, donde se les adelantó lo que les iba a pasar.
Mientras, un miembro de la APDH, monseñor Laguna, hacia gestiones en la Casa de Gobierno por aquellas amenazas de muerte a los detenidos.
El 26 de enero Ángel y Urien fueron sacados de su celda y llevados en una ambulancia al Regimiento 7 de La Plata. Fue la última vez que a Georgiadis alguien lo vio con vida. Urien fue liberado por los contactos de su familia con Harguindeguy, pero lo “cambiaron” por Horacio Rapaport. El 1 de febrero Susana Quirós de Rapaport recibió el mismo telegrama que Teté.
La dictadura se envaneció siempre con lo mismo, la negación de la identidad de los militantes caídos, de esta manera se buscaba también minimizar el sacrificio que significó su entrega para la causa popular y nacional.

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