sábado, 27 de marzo de 2010

ENTREVISTA A LILIANA MAZURE, DIRECTORA DEL INCAA: ‘GANAR EL OSCAR ES VITAL’


RECONOCE QUE EN GESTIONES PREVIAS HABÍA PRODUCTORES QUE PEDÍAN SUBSIDIOS SUPERIORES A LOS COSTOS. LUCHA POR LA INDUSTRIA.
Pantalla Pinamar, que acaba de finalizar en la ciudad balnearia, es la última –hasta ahora– de las distintas actividades que desarrolla el INCAA, bajo el mando de Liliana Mazure. La documentalista y productora –cuyo timbre de voz es asombrosamente parecido al de Cristina Kirchner– está exultante con el Oscar obtenido por Juan José Campanella. “¿Sabés lo que es que Almodóvar y Tarantino te entreguen un premio?”

—¿Qué significa para el cine nacional que “El secreto de sus ojos” haya ganado un Oscar?
—Es fundamental. Más que un puntapié inicial, es un penal, porque repercute en toda la producción nacional en su conjunto. Este Oscar estuvo en las pantallas de todo el mundo, y que Campanella haya estado en ese escenario con el Oscar significa que cualquier otro argentino que vaya a cualquier lado con una película, ya tiene un plafón muy importante. La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood es la que termina por decidir qué sirve o no para el mercado, y la aprobación formal termina por ser vital.

—¿Es posible revertir la necesidad de capitales extranjeros para realizar un film?
—Nosotros tenemos un mercado chico, no sólo porque tenemos pocos habitantes, sino porque hay pocas salas de exhibición. En ese contexto, es muy difícil recuperar costos con ese mercado interno. Si se trata de una coproducción, es como tener la doble ciudadanía: tenés todos los derechos y beneficios también en el país coproductor.

— “El secreto...” tuvo dos millones y medio de público, pero sabemos que el film de Campanella es una excepción. ¿Por qué la gente no ve cine argentino?
—En 2009 se revirtió con El secreto..., Papá por un día, Anita y Las viudas de los jueves, y el Oscar va a hacer que la gente vaya más a ver cine argentino. Para que se vea más cine nacional, lo que el INCAA hace es subsidiar más pantallas, con salas propias, con INCAA TV.

—En otros momentos hubo gente que hacía negocios con los subsidios del INCAA, solicitando préstamos superiores al presupuesto de una película o directamente no realizándola nunca. ¿Qué ha hecho su gestión para evitar este tipo de situaciones?
—Lo que señalás sucedió, es cierto. Hoy los créditos se dan en cuotas. Se da una primera de acuerdo con el presupuesto, y para recibir las siguientes cuotas hay que ir trayendo los comprobantes de los gastos. Se solicita el libre deuda a los sindicatos de técnicos y actores. Lo que vos mencionás sucedía hace unos diez años, cuando el sistema impositivo no estaba tan avanzado.

—¿Por qué una industria cultural como el cine tiene una ley de promoción y otras industrias culturales –música, literatura, pintura– no?
—Ah, no sé. Tiene mucho que ver con el sector y la pelea que dio para obtener la Ley de Cine, que es muy buena en el sentido de que es proteccionista. La ley se aprobó durante el menemismo, durante la gestión de Maharbiz, pero no por lo que era el INCAA, sino por presión del sector. Cuando se trató la ley en el Congreso, éramos doscientas personas en el recinto.

—Tenemos una Presidenta que se declaró cinéfila. ¿Habla con usted de cine?
—Ella pide muchas películas y nosotros se las mandamos a la quinta de Olivos, donde hay un microcine que me dijeron que es muy lindo. Se ha interesado por varias salas del interior del país y nos han pedido que las recuperáramos como Espacios INCAA.

—¿Qué metas se fijó para cuando finalice su mandato?
—Tienen que ver con el reposicionamiento del sector. No sé hasta dónde llegaré. Es muy importante que esto sea considerado una industria, lo cual para mí ha sido una gran frustración porque no he conseguido que el Congreso sacara la ley para considerarla así; esto haría que se deje de considerar al cine como servicio y le permitiría entrar en planes de promoción industriales. Desde este lugar estoy muy en contacto con otros lugares del mundo y veo la capacidad que tiene la Argentina de producir. Y nosotros no estamos en esas pantallas del mundo, lo cual es desesperante. Quiero que empiecen a llegar y que los realizadores empiecen a reconvertirse, a modificar su cabeza. Que no produzcan sólo para cine. Que comprueben que en una sala quizás convocan 50 mil personas, pero en televisión las ven 150 mil o más.

—¿Hoy se puede producir cine sólo gracias al 10% de impuesto que se cobra en las salas por cada entrada?
—Ni siquiera. Las entradas de cine son sólo el 20% de lo que ingresa al INCAA, mientras que el resto proviene de la televisión vía Comfer. Hasta hoy no se recibe nada de las señales de cable, que no existían cuando se sancionó la ley. En ese momento, uno pagaba el abono para no tener publicidad y hoy la gente paga abono y le meten publicidad por todos lados.

Por Diego Grillo Trubba

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