lunes, 18 de enero de 2010

4 DE ENERO DE 1870: APARECE EL PRIMER NÚMERO DEL DIARIO GORILA "LA NACIÓN" O "MITRE S.A.".



Algunos historiadores afirman, con mucha lógica, que el primer golpe de Estado en el país lo protagonizó el general (¿general? u "homo ineptus") Bartolomé Mitre. Primera cuestión, Bartolomé Mitre jamás ganó la Batalla de Pavón (1861). Le tuvieron que venir a decir que por la traición de Urquiza a las provincias, él se hacía portador del título de victorioso en una batalla, por primera y última vez en su vida. Jamás tuvo la gloria de ganarle a nadie, una versión militar del Balbín político. Luego, la Constitución de Buenos Aires que recién se habia reformado -aún contra las indicaciones de la propia Constitución-, con la aceptación de Buenos Aires, "Estado" del cual el general inepto era el gobernador, no dice en ninguna parte de su extenso articulado que en caso de quedar acéfalo el Poder Ejecutivo Nacional, el gobernador "triunfante" en una batalla iba a ser el Encargado del Ejecutivo Nacional. No estaba escrito en la Ley Fundamental de la Nación.
Es decir, cuando el 12 de diciembre de 1861 el vicepresidente a cargo del Ejecutivo, general Esteban Pedernera, renuncia y declara cesante al Congreso Nacional, lo más correcto hubiera sido que el ministro-presidente de la Corte Suprema de Justicia se hiciera cargo del Ejecutivo. Pero no, ahí va el altivo general victorioso a recoger los laures del triunfo y se autotitula "Encargado del Poder Ejecutivo Nacional". Es el primer golpe de Estado que presencia nuestro país, antes que el del esbirro fascista Uriburu en 1930.
Después, como la constitución no decía nada al respecto -pues a nadie se le había ocurrido hacer "la Reforma Política", para que democracia no fuera una palabra sin contenido- entre Mitre, miembro conspicuo de la burguesía comercial portuaria, y la oligarquía terrateniente, elucubraron, armaron, un sistema mediante el cual sólo llegarían a la presidencia aquellos que ellos quisieran que ocuparan ese cargo por lo ultra indirecto de la elección, pues elegían sólo los amigos del candidato a presidente.
Claro, lo que no se da cuenta Mitre es que parece el mago de la película "Fantasia" de Walt Disney, pues desata fuerzas que él mismo no podría controlar. Y es así como juega su extensa vida -hasta 1906- a "que se le dé" una segunda presidencia y nunca lo lograría. Por lo que podemos colegir que no sólo era un militar pelotudo, sino que también era un político pelotudo.
Es así que cuando se da cuenta que su sucesor presidencial, Sarmiento, armaría la madeja política de tal manera de dejarlo afuera; se le ocurre la brillante idea de fundar un diario para él mismo bajar la línea editorial y ser un formador de opinión, tal vez así tuviera suerte. Ya tenía suerte que no había radio, no había televisión, TN no existía ni en el "cable" telegráfico, por eso no pensó algo descabellado al querer fundar un diario de "doctrina" como decía él, pues todos los señores medianamente informados debían recurrir al diario. Esos eran, en definitiva los que iban a poder ejercer cierta influencia. ¿Y el pueblo?: trabajaba, como siempre, mientras la clase dirigente "se desangraba en la conducción".
En ese marco nace el diario "La Nación" y en las vísperas "el prócer" Mitre dice: "El 1º de enero, como lo veré por los diarios, me hago decididamente impresor [se dice editor ¡Burro!]. Haré un remate de mis muebles de lujo y parte de mis libros, con algunos cuadros y curiosidades, que pesan en el bagaje de un trabajador [¡encima nos quiere tomar por imbéciles Sr. Mitre! ¿desde cuándo un trabajador tuvo muebles de lujo y todo lo que nombra? Le voy a preguntar a mi primo que es obrero de la Alpargatas si tiene escondido algún cuadro de La Giocconda, ¡por qué yo no lo vi!!!], y con esto pagaré mis acciones en la empresa y quedaré a flote".
Aunque no lo crea esto escribía el caradura de Mitre a su amigo Wenceslao Paunero, el 28 de diciembre [¡Claro, cómo no me di cuenta antes!: era el día de los inocentes]de 1869. Y así, "vendiendo parte de sus muebles, libros y cuadros", Bartolomé Mitre dio nacimiento al diario La Nación. En todos los panegíricos dice que "la vocación periodística del político porteño se remontaba a su juventud". Claro casi obligado por la chusma arrabalera y morocha que representaba Rosas, es decir por odio de clase había iniciado su lucha panfletaria contra Rosas, en los diarios El Iniciador, El Nacional, y la Nueva Era, de Montevideo. Durante su permanencia en Chile, fue redactor de El Comercio de Valparaíso, y director de El Progreso, de Santiago.
Después de Caseros y cuando se animó "el valiente intelectual" a asomar la cabeza y querer "hacer carrera" en Buenos Aires, prosiguió su actividad en los diarios El Soldado de la Ley [jua... jua... jua...], Los Debates y El Nacional. En 1869, Mitre resolvió fundar el diario que, con el correr del tiempo llegaría a convertirse en uno de los más importantes del país, por supuesto antes de fundarse Clarín casi a mediados del siglo XX, donde éste le haría perder la primera posición de mentiroso por excelencia y "el gran diario argentino" se pondría al top del ranking, dejando a La Nación en un discreto segundo puesto.
La Nación había surgido de un periódico anterior, La Nación Argentina que, desde 1852, publicaba en Buenos Aires José María Gutiérrez [éste, por lo menos algo sabía, entre tantas cosas había sido decano de la Universidad de Buenos Aires].
Para poder editar el nuevo diario, que venía a reemplazar al de Gutiérrez, se constituyó una sociedad anónima integrada por Ambrosio P. Lezica, Juan Agustín García, Cándido Galván, Francisco de Elizalde, José María Gutiérrez, Adriano Rossi y el propio Mitre. El capital de la sociedad era de 800.000 pesos, dividido en acciones de un valor de 25.000 pesos cada una. "Don Bartolo", en el momento de la fundación del diario, suscribió cuatro acciones, es decir puso 100.000 pesos. Posteriormente fue adquirido todo el capital [¿monopolio en el directorio, hasta el día de hoy?].
Editado por su propia imprenta, el diario La Nación, la Tribuna de Doctrina (liberal, pro-inglesa), lanzó su primer número, con una tirada de 1.000 ejemplares, el día martes 4 de enero de 1870. Dios los perdone, yo no...

Por el historiador Daniel Chiarenza

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