jueves, 18 de marzo de 2010

18 DE MARZO DE 1962: ELECCIONES PARA GOBERNADOR EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES - TRIUNFO DE FRAMINI-ANGLADA.


Como el peronismo se había presentado dividido, perdió las elecciones para gobernador en la provincia de Santa Fe, lugar en el cual ganó el candidato de la UCRI. Esto alentó al gobierno de Frondizi a realizar las elecciones en la provincia de Buenos Aires, esperando que las divisiones impidieran el triunfo peronista.
Según cuenta el mismo Framini más de veinte años después, todas las fórmulas que empezaban a agitarse lo llevaban en el segundo término: Bramuglia-Framini, Rocamora-Framini, etc. Lo cierto es que con esto se demostraba que, dentro de su estrategia, Perón tenía en una posición de privilegio al sindicalismo peronista a través de las "62 Organizaciones". Por ello es que, finalmente, Perón aceptó y apoyó a Andrés Framini como candidato a gobernador de Buenos Aires.
Todavía no ha quedado claro hasta qué punto el oficialismo, la Unión Cívica Radical Intransigente (U.C.R.I.), pensaba que iba a poder derrotar al peronismo en aquellas elecciones de recambio de gobernadores de marzo de 1962. Posiblemente las opiniones estuvieran divididas y, además, se modificaran con el transcurso del tiempo que correría entre diciembre y marzo. El entonces gobernador de Buenos Aires, el doctor Oscar Alende afirmó, veinte años después (1982), en su libro Complot contra la Democracia, que "se ha sostenido que teníamos optimismo sobre los resultados. Esto es absolutamente falso, nuestra objetividad no influyó... en nuestra firme determinación de garantizar el sufragio libre". A su vez Enrique Alonso describe una reunión de Frondizi con dirigentes oficialistas: "Alende y Noblía se pronuncian por la libertad de los comicios. Alende subrayó: 'si se proscribe, yo no puedo permanecer como gobernador'; salvo Guillermo Acuña Anzorena y Zubiri (fórmula bonaerense de la U.C.R.I.): -Con proscripción ganamos nosotros, sin proscripción gana el peronismo-... todos los presentes están por el criterio de apertura... Frigerio... insiste en el mismo temperamento: 'Lo contrario sería negar nuestra propia esencia'". La Unión Cívica Radical del Pueblo (U.C.R.P.) presentaba como candidato a un hombre querido y respetado por todos: Crisólogo Larralde. Su repentino fallecimiento, un mes antes del comicio, parecía presagiar la oscuridad de los tiempos que vendrían.
El gobierno optaría por no proscribir, pese a las presiones militares.
Como se dijo más arriba que, relató Framini veintitrés años después: "... el General, sabiendo que yo no quería saber nada de ser candidato, me llama a España. Viajo y me ofrece el primer término diciendo: 'Vea, usted hasta ahora ha sido el caballo y otro el jinete. Ahora será usted el jinete'".
Es entonces cuando Perón, desde su exilio madrileño, presentaría una estrategia con una doble consecuencia interpretativa: se presentaría como candidato a vicegobernador de Buenos Aires, acompañando a Andrés Framini, dirigente del gremio textil. Así lo explica el sorprendido Framini: "Quedé postulado entonces, pero sin fórmula. La campaña electoral la iniciábamos con un acto en Avellaneda, y hasta el día anterior no teníamos el segundo nombre. En la mañana de ese día me llamó Mariano Tedesco y me dijo que la fórmula era Framini-Perón. Mi sorpresa fue total al punto de preguntarle si no estaba borracho. Tedesco me aseguró que no sólo era así, sino que también Perón iba como candidato a diputado en la Capital. Viajé inmediatamente a Montevideo para hablar telefónicamente a Madrid. Efectivamente, la fórmula era Framini-Perón". Continúa el dirigente textil: "Evidentemente, esta maniobra apuntaba a romper las trenzas e impedir la división del Frente Justicialista: con Perón incluído en la fórmula, nadie se atrevería a fraccionarlo, como había ocurrido en Santa Fe. Perón no creía que se le permitiera la concurrencia al Justicialismo, y en la carta a Iturbe afirmaba que "lo más probable es que se nos tenga en la incertidumbre hasta el último día y se aproveche esta situación para dividirnos y descomponernos, como se lo ha hecho en Santa Fe, contando con la colaboración de algunos dirigentes peronistas".
De esta manera produciría: por una parte, demostrar que su candidatura sí sería proscrita por la pseudo legalidad radical intransigente y, por la otra, señalarle inequívocamente al electorado peronista que apoyaba a Framini. Además, muchos le atribuyen al ex presidente que hubiera dicho en su residencia de Puerta de Hierro: "-Si ganamos, podemos perder todo. Si perdemos, no ganamos nada...". Aunque, finalmente, los dirigentes peronistas obtuvieron el asentimiento del conductor exiliado.
Es así como, aliviados, los secretarios militares pudieron informar a todas las unidades que el "tirano" no podría ser candidato.
Frondizi temblaba, porque la Unión Popular –con todo el folklore peronista y su vi-rulenta campaña- ya no podía ser proscrita y el triunfo lo tenía prácticamente asegurado, por lo tanto había que decidir qué se haría después. El Ministro del Interior, Vítolo, sostuvo que el peronismo saldría segundo, pero que la provincia de Buenos Aires podía perderse y en ese caso "yo creo que Framini no puede hacerse cargo del gobierno... se debe recurrir al arbitrio [¿o "arbitrariedad"?] constitucional de intervenir la provincia... creo que vale la pena correr el riesgo y considero que el peronismo y sus postulados serán definitivamente derrotados. Repito, no obstante, que si gana, se la debe intervenir". Vítolo era, en realidad, bastante optimista; los secretarios militares veían la situación bonaerense con preocupación.
Y llegó el 18 de marzo de 1962, en todo el mundo, pero en la provincia de Buenos Aires la fórmula de la Unión Popular con Andrés Framini, acompañado por Marcos Anglada obtenía el triunfo electoral con 1.171.757 votos, mientras que la U.C.R.I. sumaba 731.877 sufragios y los radicales del pueblo 627.094.
El lunes 19 por la mañana Frondizi anunció la intervención. Pocas horas después el general Salas Martínez se hacía cargo de la misma, aun antes de firmado el decreto".
Frondizi, como había adelantado, intenta calmar la marea interviniendo Buenos Aires, Tucumán, Chaco, Río Negro y Santiago del Estero (20 de marzo), es decir, las pro-vincias ganadas por el peronismo "puro". En el decreto de intervención decía el presidente: "... durante las últimas etapas de la campaña electoral atemorizaron a la población con recursos de propaganda que evocan un período luctuoso para las libertades públicas [...] que este proceso envuelve el regreso a la senda del despotismo, de la persecución entre hermanos [...], que los gobiernos locales, a poco tiempo de la finalización del período [...], no se encuentran en condiciones de poder contener el vasto proceso de subversión en marcha [...], crisis de la forma republicana de gobierno en esas provincias".
Al día siguiente de las elecciones, el Dr. Alende ya no gobernaba más, el general de brigada Guillermo Salas Martínez era nombrado: "Custodio de los bienes de la provincia de Buenos Aires". En el libro, tantas veces evocado, Alende comenta amargamente: "El procedimiento ha sido arbitrario, errado e inconsulto. De contar con la fuerza suficiente, hubiera resistido. No teniéndola, he preferido ahorrar sacrificios y actitudes estériles".
"Vítolo, por su parte, no se atrevió a cumplir el último acto de su plan. Llegado el instante de asumir el compromiso, es decir, de refrendar el decreto de intervención, aprovechó la coyuntura para intentar salir aparentemente airoso. Fue el ministro de Defensa Nacional, Villar, quien debió afrontar las consecuencias de esa defección. El conflicto lo llevó a una grave perturbación íntima y emocional que implicaba admitir la negación de la conducta y de la tradición radical. El cinco de abril de 1931 pesaba en las conciencias".
Inexplicablemente Framini y las 62 mostraban un lenguaje moderado que contrastaba con el de la campaña electoral. Los militares preparaban los "cursos de acción" a seguir.
El 28, los uniformados de las tres fuerzas fueron a solicitarle a Frondizi la renuncia. El presidente, tal como había prometido, se negó rotundamente. Los militares se retiraron del despacho presidencial y Frondizi abandonó la Casa Rosada, para dirigirse a la residencia de Olivos. Algunos testigos afirman que desde allí se comunicó telefónicamente con el jefe de Campo de Mayo para interrogarlo acerca de su posición: un desconocido general llamado Juan Carlos Onganía, le habría respondido el ambiguo: que estaba a las órdenes del comandante en jefe.
Poco antes de las 8 de la mañana del 29 de marzo Frondizi era derrocado, aunque sin que le hubieran podido arrancar la renuncia, trasladándolo en avión a Martín García, donde quedaría confinado, según –también- había sido su voluntad.

1 comentario:

  1. LAMENTABLEMENTE ESTE ATROPELLO DEL DR. FRONDIZO COMENZO A VOLVER A DIVIDIR MÁS AÚN AL SUFRIDO PUEBLO ARGENTINO, DEBIÓ RESPETARSE LA VOLUNTAD PLASMADA EN LAS URNAS. YO NO SOY PERONISTA AL CONTRARIO RADICAL PERO RESPETO.

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